viernes, 30 de mayo de 2014

RINCONES DEL ALBAYZÍN. EL BALCÓN DE LOS PINTORES


                                            Panorámica del barrio del Albayzín
El Albayzín, este barrio montado sobre paratas que se desprenden desde lo alto para dejarse caer sobre el Río Darro, entre callejas, plazas, placetillas, miradores, balcones grandes y pequeños repletos de geranios, perfumada por el ungüento exhalante que sale por los tapiales de sus cármenes, laberinto de pasadizos, como las grandes Medinas de Marrakech, tiene rincones inhóspitos, recovecos desconocidos para muchos, pero buscados por todos.

                                        Balcón de los pintores. Óleo de José Medina Villalba
Uno de estos recovecos resguardado, es el que fue llamado “Balcón de los Pintores”, lugar buscado, para plasmarlo en sus lienzos, por grandes pintores y en la retina de las cámaras, fotógrafos de la propia ciudad o venidos de allende.


Pintores románticos que venían buscando la belleza en el contraste de las construcciones centenarias del barrio, en el ambiente costumbrista de la época, en la luz que a veces traspasa los resquicios de las callejas como puñales que viene a estrellarse en el tapial del carmen.

                                                Bello amanecer en Granada
                                          El sol, sin prisa, penetra por el ventanuco  y
                                   acaricia, deslizándose plácidamente, el cuerpo del albaicinero
La luz en el Albayzín es totalmente diferente a cualquier otro lugar, amanece lentamente para despertar a los albaicineros sin sobresaltos, para saborear el rayo de sol que se despereza pausadamente, sin prisa, penetrando por la rendija de un ventanuco carcomido por los años y deslizándose por los pies de un camastro donde plácidamente duerme su dueño; sube hacia arriba para acariciar su cuerpo tocándole las mejillas y dulcemente haciéndole abrir los ojos, para estrellarse en la pared del cabecero, mientras en el “chambao” de un gallinero de la Calle Guinea rompe el aire el kikirikí de un gallo.

                                               Atardecer en el Albayzín
Los atardeceres son lentos, le cuesta a la luz irse del barrio, ¡se ha encaprichado tanto del arrabal! sin haber dejado antes la pátina del color anaranjado que cubre viejos tejados, tapiales, torres de las mezquitas convertidas en iglesias, mientras la neblina oscura de la noche va penetrando lentamente siguiendo a la zaga a la que se marcha, a regañadientes, allá por lontananza.

                                               El maltratado rincón de los pintores
El pintor romántico de tiempos pasados supo plasmar en sus lienzos el encanto de este rincón, hoy sería imposible captar la belleza de aquellas obras si las comparamos con la imagen actual, rápidamente nos percatamos del escaso cuidado que se ha tenido para conservar este rincón histórico.
Las normativas, depredadoras, de la disciplina urbanística y los secuaces que las dirigen no entienden de arte y tampoco de historia.

                                             El Balcón de los Pintores actualmente.
Toda esta complejidad es la que ha ido haciendo que en el intento de dar vida a un barrio que languidecía lentamente se hayan cometido, valga la expresión, “sacrilegios urbanísticos", transformando algunos lugares en otros que han perdido el sabor castizo que en otros tiempos tuvo el Albayzín.
Si para el extranjero era dificultoso encontrar el lugar donde este “Balcón de los Pintores” se ubica, hoy lo es aún más.

                                                          Aljibe de Trillo
Por la calle Azacayuela, entre el Aljibe de Trillo, Calle Guinea, donde aún queda un reducto de muralla árabe, y Calle del Limón, se encuentra  nuestro perdido balcón.
Se le llama así, porque la casa que da acceso, a dicho habitáculo, cuya entrada la tiene por la Calle Guinea, se alquilaba para desde allí poder pintar la Alhambra.
Sin embargo, mi opinión se desvincula bastante de este criterio, ya que para pintar la Alhambra no es necesario alquilar una habitación, frente a ella, pues hay infinidad de lugares, en el barrio, desde donde podemos realizar la obra.
La realidad es otra, ya que el balcón era pintado o fotografiado desde fuera, desde la confluencia de la Calle del Limón con la que baja de la Placeta del Aljibe de Trillo, por la Calle Azacayuela.

                                                   La perspectiva era genial
La perspectiva es genial ya que hay una visión tomada de abajo hacia arriba, cogiendo la estrecha calleja que viene al punto donde nos situamos y podemos observar  el balcón en lo más alto.

                                        Estudio del pintor Rafael Latorre, en la Carrera del Darro
Pintores como Rafael Latorre, que vivió y tuvo su estudio en la Carrera del Darro, frente a la Iglesia de S. Pedro, Enrique Marín, Isidoro Marín, Tomás Martín Rebollo, entre otros, y los fotógrafos, Arturo Cerdá y Abelardo Linares este último tuvo su estudio en la Alhambra, supieron dejarnos para el recuerdo el encanto y belleza de este insólito rincón albaicinero, “que en paz descanse”.

                                             Trabajo fotográfico de Abelardo Linares
Varias veces he pintado este rincón, en tamaño normal e incluso gigantesco con dimensiones de 1,80 X 1,10 metros, que dan luminosidad y encanto al pasillo del apartamento de mi hijo.
                                   El Balcón de los Pintores, de grandes dimensiones 1,80 X 1,10.
                                                            Óleo de José Medina Villalba, situado en el pasillo de un apartamento
                                                                                       (Colección privada)
Para dar credibilidad al comentario de la habitación que se alquilaba, para desde allí plasmar el monumento árabe, he pintado el balcón desde el interior, que también tiene su encanto especial: los cuarterones de las dos hojas  del balcón, con reminiscencias moriscas, una persiana enrollada para que no haya ningún obstáculo que impida  contemplar la Alhambra, el inicio incipiente del artesonado, 

                                        El Balcón de los pintores. Óleo de José Medina Villalba
                                          Visión del balcón desde el interior de la casa
                                                                                            (Colección privada)
el hierro torneado que ofrece la baranda del balcón, el colorido de las macetas, la cerámica del suelo, dan una fuerza e intensidad al cuadro, mientras un gatito me mira, en parte sorprendido y en otra relajado, uniéndose a mis intenciones.
Allá al fondo, entre la reja de la balconada, difuminado y casi perdido el Barrio de San Pedro, con la torre de su iglesia y el tajo del mismo nombre, en lo alto la Torre de la Vela, la Alcazaba, las Torres del Homenaje,  Quebrada y del Adarguero, junto al Cubo,  fundiéndose con el cielo, culminan la escena.


Creo que mi razonamiento anterior, de el por qué se llama así, no es porque se alquilara esa habitación para pintar el balcón desde el interior, la sultana Alhambra, sino porque se pintaba tal como nos lo han mostrado los lienzos y fotos que conservamos, como un gratísimo recuerdo.
No obstante recomiendo que algún día se dé, usted lector, un paseo por este lugar para que vea la “profanación”, que se ha hecho de este emplazamiento, quitando la visión de un balcón volado al espacio aéreo sin que haya ningún obstáculo que se le anteponga.
                       Apartamentos construidos delante del Balcón de los Pintores que han destrozado el lugar.
Actualmente le han colocado delante un grupo de apartamentos que lo han dejado totalmente “ahogado” y apenas imperceptible.
Sin embargo el Albayzín, que agonizaba a finales del siglo pasado, está levantándose de su sepultura, reconocido por la UNESCO COMO PATRIMONIO DE LA HUMANIDAD (17-12-1994) y aunque lentamente se va restaurando, en reconstrucción de casonas, empedrado de calles, arreglo de casas de vecinos que se han convertido en verdaderos palacetes, 

                                                 Carmen del Albayzín
cármenes transformados en restaurantes, (no de mi agrado, ni de buen gusto) pero por lo menos, la gente pueda penetrar en la belleza de esos paraísos, según los definía  el poeta Soto de Rojas: “los cármenes albaicineros son paraísos cerrados para muchos y jardines abiertos para pocos.

                                          Calle del Agua. Óleo de José Medina Villalba
Las perfumadas calles del Albayzín, sus vistas a la Alhambra y su laberíntico urbanismo morisco son una experiencia que ningún visitante que llegue a Granada debe perderse.

                                  Plaza Larga y Calle Panaderos.Acuarela de José Medina Villalba
Pero el barrio es algo más que un escenario turístico de cartón piedra; es un núcleo urbano con sus habitantes que salen a comprar, van al médico, barren sus puertas y riegan sus macetas. Son los que mantienen el barrio vivo, pero también son ellos los que sufren sus limitaciones de un enclave con dificultades. No debemos olvidar que el Albayzín además de ser Patrimonio Mundial, es, sobre todo, un barrio habitado.

                          Placeta de las Escuelas., próxima a donde se encuentra el Balcón de los Pintores
                                                                                      Óleo de José Medina Villalba.
                                                                      Al fondo el Carmen del fotógrafo Torres Molina
                                                                                          (Colección privada)
Se han realizo importantes actuaciones financiadas por fondos europeos, Junta de Andalucía, Ayuntamiento, que consiguieron mejorar los equipamientos y espacios públicos, pero estas actuaciones han sido insuficientes, y en los últimos años, prácticamente han desaparecido. Hay que seguir evitando la despoblación, las pintadas, excrementos de perros, viviendas ruinosas, cableado…

                                                   Cuesta de la Victoria

                                                              Caldelería
                                                            Calle del Candil

                                                   Calle del Agua

                                                   Calle San Juan de los Reyes
Estimado lector, llévate el recuerdo de uno de los muchos y bellos rincones del Albayzín aunque sea solamente con las muestras pictóricas que te ofrezco.
                                       José Medina Villalba



12 comentarios:

  1. A Conchita Arroyo Guerrero le gusta este archivo albaicinero y máxime de el origen de si procedencia.

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  2. Corrección al comentario anterior: del por de el, su en sustitución de si

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  3. La verdad que poca gente tiene la facultad de poder pintar, hacer una escultura y escribir un relato igual de bien en todas estas facetas, pero no solo es esto, si no que usted encima puede dar una conferencia y la gente queda igual de sorprendida que con sus obras. Personas con estas facultades las hay, pero pocas, esa es mi opinión personal, un gran abrazo

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    1. Mi agradecimiento a esta motrileña por tus elocuentes palabras que siempre son bienvenidas por tu generosidad y derroche de adjetivos elocuentes que pueden "envanecer" el espíritu de un simple amante y practicante del arte, en alguna de sus facetas, y en la erudición literaria, para plasmar las afectividades interiores en hechos reales, otras veces jugando con la fantasía y la poesía, para disfrute de los lectores.
      Gracias a esta gentil persona, que desde hace algún tiempo tenemos la satisfacción de que esté formando parte de nuestra familia. Un abrazo.

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  4. Son las siete de la tarde, y no es hora de levantarse: pero el kikiriki de tu gallo Albaycinéro, me ha levantado el animo, como si fuera un toque de diana, he comenzado a recorrer esos rincones, calles, plazas y recovecos que tan brillantemente describes, me he subido al balcón de los pintores, he atado mi burro en la reja de la casa, he respirado hondo para llenar los pulmones, de ese aire misterioso que envuelve todo el contorno, para desde allí poder admirar el inigualable atardecer granadino. Aun están muy presentes en mi memoria aquellas tardes de otoño, sentados en el patio de abajo del colegio junto a la reja, con algunos compañeros, oyendo a nuestro amigo Andrés Molína interpretando en la armónica aquella melodiosa canción, que en una de sus estrofas decía "en un rincón de mi jardín".Las formas y no las hostias que tu utilizas en tus relatos, son alimento para el espíritu de quien sabe apreciar los eternos e imperecederos valores que con tanta maestría relatas. Un nuevo y fuerte abrazo desde Seviila de tu amigo Pepe Cuadros.

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  5. Sabía que tenías caballos, los de tu gran coche que te trasladan a velocidades insospechadas por el "Triángulo de las Antípodas" que es como decir por el "Triángulo de Andalucía", (Sevilla, Málaga, Granada, Sevilla) pero ignoraba lo del burro, me produce una algarabía, satisfactoria en mi interior, saber que el viejo Platero de Juan Ramón Jiménez, el que parecía de algodón, aún se le sigue teniendo en cuenta. ¿Cómo se llama tu lindo burrito? Algún día me lo presentarás y daremos una vuelta por los recovecos más intrincados de ese milenario Albayzín. Qué maravilla poder soñar, aunque sea solamente en estos momentos, con la mente de un niño que es a lo que volvemos al final de nuestros días, amigo Pepe.
    Me recuerda aquella reata de burros que en fila uno detrás de otro, subían la Cuesta del Chapiz cargados sus serones de la arena del Río Darro, para las obras en las estrechas callejas albaicineras, soportando los duros varetazos que recibían de los arrieros y que aquel niño que los observaba se le partía el alma.
    También las veladas sabatinas de este pasado mes de mayo en el patio del Colegio, delante de un altar de la Virgen, en aquel romántico jardín desaparecido, ofreciéndole lo mejor que teníamos: poesías, recitales, canciones, breves entremeses,los sonidos de la guitarra, bandurria u armónica de algún músico improvisado. Recuerdos que quedaron grabados en lo más profundo de mi ser y que en tu mensaje de hoy, me los has hecho revivir. Un fuerte abrazo desde este barrio judío del Realejo, hermano del Albayzín moro. José Medina Villalba.

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  6. Mi burro de nombre revoltoso, era hijo de un borrico ruano de Maracena, hermano de un jumento algo mayor que el, padre de un pollino de corta edad y descendiente directo del salvaje onagro; muy enamoradizo, no había forma de que siguiera la ruta si cerca estaba un jacarandósa burra, sus ímpetus amorosos retumbaban en la plaza, no era amigo de albarda ni aparejo, rechazaba las angarillas y los serones , el había nacido para lo que había nacido, bastante cabezón y de fuerte carácter, cuando decía que no, era que no, no quería ir en reata, sino solo, muy amigo de su amo, si este le dejaba hacer lo que quisiera; en fin una perla. Me metió en más de un lío por escaparse y meterse en cuadra ajena tratando de aumentar la especie, cuando iba de amoríos sus rebuznos sonaban como la campana de la torre de la vela, se podía oír en toda la vega, fue padre de numerosos hijos y murió de viejo y sin achaques, en fin un portento.Lo echo mucho de menos. Abrazos Pepe Cuadros.

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  7. Con un jumento de estas características: pelaje entre blanco, gris y bayo, raíces salvajes oriundas de Asia, altura escasa no más de un metro, pelaje que en la oscuridad de la noche se le detecta fácilmente por su pelaje fino, brillante y plateado, sin dejarse mancillar por aparejo alguno, pequeño pero matón, con prepotencia sexual que puede dejar en ridículo en cualquier momento al jinete que se atreva a montarlo, ante la inmediata presencia de una alegre y desenfadada jamelga, no sé, no sé, amigo Pepe, si en nuestro paseo por el Albayzín, al que te he invitado, podría dar ocasión para que en cualquier momento diésemos con nuestros huesos en el suelo pedregoso de alguno de los callejones del barrio albaicinero. No me extraña que te metiera en más de un atolladero, espero que la herencia prolifera de hijos que dejó por "aquesta tierra", alguno haya salido un poco más decente. Entiendo que lo eches de menos, porque a los "hijos pródigos" y descarriados, siempre se les quiere.
    Qué maravillosos es soñar, aunque sea, simplemente, pulsando el teclado del ordenador. Un abrazo. José Medina Villalba.

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  8. Como epilogo te diré, que después de leer tu respuesta, he recapacitado y tengo que reconocer que mi burro era un poco pendón, pero me ha costado, pues pesa mucho la relación mantenida durante tantos años y los esfuerzos invertidos en su educación, aunque no haya tenido éxito, pero cada uno nace para lo que nace y sirve para lo que sirve. No le gustaban las carreras, pero tenia un trote que a las burras las volvía locas, antes de abordarlas les daba dos pasadas laterales contoneándose y braseando con elegancia, era un genio y un especialista, cariñoso y juguetón en extremo, un poco irresponsable; después de fallecer, pensé que en lugar de haberle bautizado con el nombre de revoltoso, que si lo era y mucho, en la lapida de su tumba cerca de la fuente del avellano, junto al río darro , debajo del tajo del pollero, se lo cambié y le puse" Aquí yace tenorio el rey del Albaycin" no pasa un día que no sea visitado por alguna de sus novias que tanto le recuerdan.Un abrazo Pepe Cuadros.

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  9. Con este epílogo pormenorizado y bellamente descrito por el que sufre, en el día a día, su ausencia, cerramos este relato corto sobre "Tenorio Rey del Albayzín", que en paz descanse.

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  10. Amigo Pepe: Yo al igual que tu, ya había dado por cerrado el capitulo referente a mi burro revoltoso, pero como los caminos de la vida son insospechados y llenos de sorpresas, mira por donde, un hijo de mi adoptado Tenorio, me imagino que transmisor de sus fuertes genes y con un encargo post morten de su progenitor, lleva rondando mi casa algunas horas, al verlo he reconocido en el, la viva estampa de su padre en plena juventud, no he podido evitar unas lagrimas, me he abrazado a el como al hijo prodigo, y desde este momento lo he adoptado como digno sucesor de aquel malogrado burro que tanto me hizo sufrir; creo que a este lo voy a educar por el buen camino y no le voy a permitir ni el más mínimo desliz,! o decente o abandonado,¡ le dejaré las relaciones justas y con novias de buena familia, nada de callejeras ni trasnochadoras, le exigiré que la vuelta a casa sea a una hora prudencial, y que si trae descendencia, se haga cargo de ella, no admitiré irresponsabilidades ni duplicidades, hoy es el primer día que lo saco a pasear, ya he recorrido subido a su lomo parte del barrio del Albayzin, a modo de entrenamiento con albarda y aparejo, la cincha bien apretada y el cabestro corto, pero el puñetero vuelve la cabeza cuando se cruza con alguna jamelga y no la endereza hasta perderla de vista, eso no es malo, pero hemos estado a punto de chocar con el arco de las pesas; en este momento estamos sentados y atado debajo del balcón de los pintores, sin ningún recato, ha soltado una larga y cálida meada, que va calle abajo camino del río darro; pero cuando descansemos, subiremos por la cuesta de los chinos hasta la torre de la cautiva, rodearemos el entorno para bajar por la de gomerez. Amigo Pepe si crees que he enfocado bien los primeros días de su educación házmelo saber, y si no también, los consejos de un amigo siempre son bien recibidos, cuatro ojos ven más que dos. Un abrazo borricuno desde el Rincón de la Victoria Málaga. Pepe Cuadros.

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  11. Aunque un poco tarde, debido a múltiples ocupaciones te envío esta misiva con relación a tu hijo pródigo, tu reciente Tenorio con el que tranquilamente, te has deleitado paseando por las callejas albaicineras. Te felicito por la educación que le estás imponiendo a tu nuevo socio y que los disgustos y dificultades que tu hidalgo "borriquil", padre, te estuvo ocasionando diariamente y que no hubo modo ni manera de meterlo por cintura, porque como tu muy bien sabes, Pepe, "el arbolico desde chiquitico hay que guiarlo". Sentí enormemente las desventuras de Tenorio padre, en esta raza que siempre se ha caracterizado por su nobleza, mansedumbre y entrega por el trabajo, sirviendo a sus amos, en épocas pasadas, soportando las cargas de arena, en los serones de esparto, trasladándolas a las obras que se realizaban en el Albayzín, aguantando con suma humildad, los improperios, blasfemias y varetazos que aquellos malvados dueños les proporcionaban, cuando subían la Cuesta del Chapiz.
    Raza llamada a extinguir, salvo la labor de algún enamorado que los está criando, y manteniendo, a su costa, para que no desaparezcan,en determinadas granjas; estos Plateros que también describe Juan Ramón Jiménez, " pequeños, peludos, suaves, tan blandos por fuera, que se diría todo de algodón, que no lleva huesos...,".
    Veo que las líneas educativas que le has impuesto a "Tenorillo" son las correctas, las que siempre han imperado en toda buena formación y adiestramiento educativo, sin embargo me pides un consejo que gustosamente te comunico en el supuesto de que tu nueva, y bienvenida adquisición quisiera, en cualquier momento, cambiar el rumbo de su andar por caminos deshonesto o incorrectos.
    Te invito a que le des un nuevo repaso al último archivo titulado: "Las bellezas de Sierra Nevada. Los montañeros del miércoles..." al final podrás ver una estampa de los burros que, por el "Camino de los Neveros" trasladaban la nieve de Sierra Nevada, en pleno verano, a la ciudad, cuando ésta se conservaba en los ventisqueros y aún no existían frigoríficos. Salían a la caída de la tarde y después de andar toda la noche, volvían por la mañana, soportando la carga y el largo y duro camino, para repartir la nieve por bares y particulares. Sería bueno que tu borrico viera éstas y otras estampas de duro trabajo, de tiempos pasados, soportado por sus hermanos. Ciertamente, en caso de desvío educacional, no lo podríamos unir a esas reatas de burros que iban a nuestra Sierra Nevada, ni mandarlo al río Darro con uno de esos cretinos arrieros, porque ya no existen, pero lo llevaríamos a alguna de esas gigantescas norias que todavía funcionan para sacar agua de algún pozo, para que durante algún tiempo aprendiera a saborear la dureza del trabajo.
    Mi nuevo agradecimiento, en tu bien dictado amplio comentario, que intento devolver con la misma generosidad y holgura literaria. Un abrazo.

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