viernes, 7 de agosto de 2015

SUEÑO EN UNA NOCHE DE VERANO. (2015)


                                                   Puerta Real, en Granada
No sé, o al menos no recuerdo si este verano de 2015 se puede medir en calorías solares igual,  o superior a otros veranos pasados, o es que los años que van pesando sobre el cuerpo te van haciendo cada vez más sensible y tu talle siente más los efectos térmicos del tiempo.

                                                  Agosto bajo una calima insoportable

No hace mucho contaba la rebelión de las esculturas que, aposentadas en el jardín rodeando la vivienda, una noche se sublevaron y fue toda una juerga; desde la ventana de mi dormitorio la estuve contemplando.


Este pasado crepúsculo de comienzos del mes de agosto, las cabañuelas están haciendo de las suyas y, según los entendidos en esta materia, son los clarines anticipadores del tiempo que vamos a tener este próximo  2016.

                                               Había caído en los brazos de Morfeo
Había caído en brazos de Morfeo, el calor sofocante del día había hecho que mi mente se encontrara en una situación casi de colapso clínico, cuando de repente un extraño ruido se movió a mi alrededor; son momentos en los que no sabes si realmente estás dormido, o aún sigues en una especie de sopor para entrar en el sueño profundo, lo cierto es que aquel ruido se iba intensificando cada vez más, giré mi cuerpo en la cama, me senté en el borde y con paso sigiloso me dirigí a la ventana del dormitorio, tenía la impresión que íbamos a tener una noche "movidita" y que las esculturas del jardín de nuevo estaban de fiesta como en años anteriores.

                                       Son momentos en que realmente no sabes si estás dormido...
Subí lentamente la persiana, para no hacer ruido, fisgué a derecha e izquierda y la visual de mis dos ojos giraron ciento ochenta grados, exactamente igual que los focos de los vigilantes que, en las garitas de las cárceles se mueven para, rastreando por los patios y tejados,  intentar descubrir alguna evasión, cuando  han saltado las sirenas.

                                    Los focos de los vigilantes intentan descubrir alguna evasión
Todo estaba en silencio absoluto, cada escultura en su sitio correspondiente, hubo un momento de sobresalto cuando la gata de mi vecina que es una “quimera”,

                                                      Gato "quimera"
 porque su cara está dividida en dos partes con distinto color, gorgoteaba combinándolo con maullidos cortos con su amigo el gato del vecino, modulando tonalidades, que se correspondían con la repuesta del colindante.

 La rata solitaria que, todas las noches, se pasea por la tapia que delimita las dos vecindades, se detuvo un instante, con sus brillosos ojos a modo de dos focos, no sé si para observar, escuchar la conversación de los gatos, o simplemente porque me había descubierto detrás de la persiana.
Entendí que lo que estaba ocurriendo fuera era normal, y que de “juergas”, ¡nada! Decidí volver mis posaderas al lecho de donde habían partido, más, nuevamente, el ruido continuaba e incluso iba aumentando.

                                                       El pequeño hall del dormitorio
De puntillas crucé el pequeño hall que separa la alcoba de otras dependencias y comencé a escudriñar lo que estaba ocurriendo en el salón, lugar de donde procedía el rumor que me inquietaba.

                                                       Vidriera del hall
A través de la vidriera que separa ambas dependencias y procurando no ser descubierto, ¡horror! mi cuerpo se quedó completamente atónito, estupefacto al contemplar y escuchar lo que allí estaba ocurriendo.
Con voz potente el angelito, que pende de la viga lateral del artesonado, gritaba desaforado arengando, a estilo militar, a todas las figuras y pinturas inmóviles, que cuelgan  de las paredes.

                                                  El angelito provocador
-“Amigos, escuchadme bien, ha llegado el momento de que nos desprendamos del lugar donde, este malvado dueño, nos tiene hechos prisioneros, y de la misma manera que las esculturas del exterior, de los patios y del jardín, tuvieron su noche de desenfreno, ha llegado la hora de nuestra revancha, es la noche de la jarana y del parrandeo, que a todos nos espera”.
Mi alucinación era tal que no podía salir del desconcierto que me albergaba. Patidifuso, turulato, desconcertado y confundido era todo un personaje de piedra detrás de unos ojos que no podían creer lo que estaban observando.
Eché una visual a todo el entorno para ver si era cierto que, las obras artísticas que cubren las paredes, eran capaces de escuchar y reaccionar, a lo que aquel niño imberbe estaba lanzando a los aires.


Al principio nada anormal todo era quietud, de pronto el niño que hay en la estantería superior, margen izquierda de la chimenea, comenzó a sonreír, los caballos sobre los que cabalga la romántica pareja de enamorados, situados en el frontón del hogar, comenzaron a relinchar al ser frenados bruscamente, el pájaro que porta la dama en sus manos salió volando y vino a posar sus patitas en el jarrón de cerámica, resbalando una y otra vez, hasta conseguir quedarse inmóvil.

                                      La romántica pareja de enamorados. Acrílico craquelado. (1.80X1.20 en la base) 
                                                                                                    Autor: José Medina Villaba
                                     El ave de cetrería posó sus patitas sobre el jarrón traído de Portugal
                                                 Los dos gallos metálicos lanzaron un "kikirikí" descomunal
Los dos gallos, traídos desde Portugal, en el lateral derecho de la chimenea, lanzaron un “kikirikí tan sonoro y fuerte que terminó por despertar, del sueño eterno, a todos los demás personajes.

                        Leona herida. Marmolina con poliéster  (80X45). (Réplica) Autor: José Medina Villalba
El bajorrelieve de la leona herida, del palacio de Mesopotamia Assurbanipal, en la ciudad de Nínive, de la que hice esta réplica, cambió el gesto de dolor y se puso a escuchar atentamente.

                                 Mirador de San Nicolás. Óleo 1.00X0.65. Autor: José Medina Villalba
Los dos personajes, sentados en el Mirador de San Nicolás, extasiados contemplando a la sultana, desde la Sabika se deja acariciar por  los visitantes, que desde la lejanía quisieran abrazarla, se volvieron y escucharon la arenga que había conmocionado a todos.

                                    Ninfas en el río.Terracota. (60X60). Autor: José Medina Villalba
Las ninfas dejaron de bañarse en el río, cubrieron sus desnudos cuerpos, se desprendieron de la terracota que las tenía aprisionadas  y posaron sus pies en el enlozado del salón. Hasta, ¡horror! la tablilla románica, con alegoría religiosa, no sintió ninguna clase de escrúpulos por unirse a los que estaban montando el festejo.
                                          Tablilla románica. (47X34)(Réplica). José Medina Villalba
Aquello poco a poco se iba animando, apenas si me atrevía a respirar, se me escapó un leve carraspeo con el ánimo de quitarme el nudo que me tenía prisionera la garganta, el niño que se había convertido en el impulsor de aquella maniobra gritó:
-Quien anda ahí, detrás de la vidriera de esa puerta.
Me eché a temblar.
--¿Mira que si me descubren? balbuceé.
La discreción oculta del silencio por repuesta, evitó ser descubierto.

                                   Amorcillos y monstruitos soportan las vigas del artesonado
Los amorcillos, y monstruitos, a modo de zapatillas sujetan las vigas del artesonado, que se abrazan con la viga central, decidieron unirse a la fiesta.
Se agregaron también, los personajes de la escena de caza, que dejaron atados a los perros.

                                               Terracota. (46X25). Autor: José Medina Villalba
Muy decidido nuestro anfitrión puso la música, del tocadiscos, a “tutiplén”, y todos los personajes, que ya estaban en el suelo, comenzaron a bailar.

        El caballero medieval, interpretaba la música y el baile a estilo palaciego, quiso darle más calor al ambiente que se respiraba, se dirigió a la cocina y del botellero que hay encima del frigorífico, cogió unos cuantos riojas, rápidamente los descorchó y fue sirviendo en límpidas copas a los que se juergueaban. A la música de los sesenta, a la que es aficionado éste que observa detrás de la puerta, le siguieron piezas de rock and roll, rhythm and blues y toda clase de discos que fueron girando sobre el tocadiscos.
El ambiente estaba tan caldeado y los grados de alcoholemia habían hecho presa en la sangre de los bailarines que algunos agotados decidieron echarse bruscamente en las butacas para descansar.

                                   Hermandad del Rocío de Granada. Óleo sobre lienzo (70X44) 
                                                                                            Autor: José Medina Villalba
Las notas musicales salidas del pick-up ocupaban toda la estancia de una manera ensordecedora. Aquello parecía que iba a terminar con la embriaguez de los que roncaban tumbados a pierna suelta, más he aquí como el panorama iba a cambiar bruscamente; los rocieros que acompañaban al “Sin pecado” y junto a la carroza se dirigían al Rocío, se miraron estupefactos y decidieron darle un nuevo impulso a la fiesta, dejando para otro momento la visita a la aldea del Rocío.
Uno de los turista que se había salido del óleo del Mirador de San Nicolás dijo, si queréis entrar en la fiesta nos tenéis que decir que es eso del Rocío. Ni corto ni perezoso, el capataz, hermano mayor de la hermandad,"El Compadre", comenzó el siguiente relato con toda la ampulosidad con que un andaluz es capaz:

                                                  Virgen del Rocío
La Romería de El Rocío, popularmente denominada El Rocío, es una manifestación de religiosidad popular en honor de la Virgen del Rocío. La romería se celebra el fin de semana del lunes de Pentecostés. La Virgen se encuentra en la ermita de El Rocío, que se haya en la aldea almonteña del mismo nombre, en la provincia de Huelva. La hermandad de Almonte es la encargada de organizar los cultos de la Virgen María.

                                                 Ermita del Rocío
-¿Y cómo es la romería? Preguntó la turista del sombrero blanco.
Nuestro hermano mayor continuó: Tras recorrer en romería, a pie a caballo, en carretas, carros engalanados, en coches de caballos o en “charrets”,              
                                                                                    Las carretas y romeros hacen el camino.

el camino, el cual pasa en parte por el parque de Doñana, una inmensa multitud de devotos llegan a la puerta de la ermita donde los almonteños la noche del domingo al lunes de Pentecostés, realizan lo que popularmente llaman “el salto de la reja”.

                                                   "El salto de la reja"
 A continuación, los almonteños sacan a la Virgen que llaman “Blanca Paloma” en procesión, y la llevan a hombros por la aldea. El trayecto recorre las distintas hermandades desde donde le rezan la Salve, acompañados por el pueblo rociero.

                                         La masa humana llevando la Virgen del Rocío
La salida de la Virgen del Rocío en la madrugada  del lunes se realiza tras acabar el rezo del Santo Rosario que comienza a media noche, pasando todos los simpecados por delante de la ermita hasta que llega el de la hermandad matriz de Almonte, que entra en la ermita y debe llegar al presbiterio, siendo en ese instante cuando se produce el salto de la reja. La Virgen se encuentra en unas parihuelas en el presbiterio. Por todo esto, nunca se puede predecir con exactitud la hora de salida de la Virgen. En este año 2015 el salto a la reja fue a las 3:02 h.

                                 Los rocieros enfervorizados llevan a la Virgen por toda la aldea.
-¿Ya está todo? Dijo la otra turista de la blusa azul, cuando vio que nuestro hermano mayor daba por terminada la explicación.
-Bueno esto es el núcleo, el meollo esencial de la romería pero a esto hay que unirle, el largo trayecto que tienen que recorrer las carretas, tractores y demás vehículos, desde puntos de origen muy dispersos y distantes, hay una hermandad que viene desde Francia, además de todas las de Andalucía y otros puntos de España; el paso por “El Quema”,  

                                                  El bautismo en el "Río Quema"
río donde reciben de sus aguas el bautismo los que por primera vez hacen el camino, las dificultades a salvar cuando los carruajes se encallan en el lodo del río y hay que sacarlo, por la unión de las fuerzas de todos, el calor de las arenas, pegadas a las botas de los caminantes, 


el color variopinto de los trajes andaluces gentilmente lucidos en el cuerpos serranos de las rocieras, los atardeceres bajos los pinos cantando:


Yo iba de peregrina y me cogiste de la mano,
me preguntaste el nombre, me subiste a caballo.
Fuimos contando las flores que salen nuevas en mayo.
Y me di cuenta enseguida que estabas enamorado
cántame me dijiste cántame, cántame por el camino y
agarrado a tu cintura te canté a la sombra de los pinos.

                                       
                                                Derroche de comida y bebida por parte de las hermandades
La salve rociera cantada alrededor de la hoguera antes de irse a dormir, después de haberse hartado de cantar y bailar sevillanas, al son de las guitarras y bandurrias, mientras las aves del coto se asoman por entre los pinares para contemplar la escena.

                                        Las rocieras lucen gentilmente sus trajes.
Pero ese altruismo, religioso-profano, va acompañado por el buen yantar, los mejores jamones de pata negra, se despedazan uno tras otro y las viandas más sofisticadas de gambas y cigalas junto a los deliciosos caldos,  recrean continuamente el paladar de los rocieros.
Una de las turistas, aparentemente poco religiosa, al escuchar esta segunda parte  contestó:
-¿Dónde hay que apuntarse para ir al Rocío?
-Señora seamos serios, dijo el capataz, primero hay que pertenecer a una hermandad y usted carece del requisito principal.
-Bueno habéis cumplido con la explicación así que os podéis unir a la fiesta.


Desde arriba de la pared,  contemplaba todo lo que estaba pasando y casi rompo a reír con una sonora carcajada, pero me contuve para evitar que todo terminara en “agua de borrajas”,o como vulgarmente se dice, como "el rosario de la aurora".

                                              Hijo y nietos por la Vereda de la Estrella. 
                                                                           Óleo sobre lienzo (80X50) Autor: José Medina Villalba
Un grupo de mi familia formado por mi hijo y mis nietos, caminado por la “Vereda de la Estrella”, perciben todo lo  que está ocurriendo y deciden dejar el camino, que están haciendo, para implicarse en la fiesta. Bajan del cuadro y cuando quieren formar parte del jolgorio el angelito que organizó este zafarrancho les pone la prueba siguiente:
-Oye Francis, toda la vida llevo contemplando el cuadro que hay enfrente mía, si nos cuentas el misterio de ese balcón sobre el rio Darro, donde hay una leyenda incompleta: DOLA DEL CIELO, os permito que os incorporéis a la fiesta.
Mis nietos, Antonio, María y su primo Juanjo, animaron a su tío para que contara la leyenda del balcón misterioso.
La leyenda de la Dama Blanca de la Casa de Castril
Algo de historia y de fantasía.

                                                  Palacio del señor de Castril
El albaicín es un barrio para mirar con mil pares de ojos. En cada esquina, en cada rincón, salta una leyenda, una historia, un enigma. Es lo que sucede en la Casa de Castril, en la Carrera del Darro, casi desembocando ya en el Paseo de los Tristes o del Padre Manjón. El edifico que alberga desde 1917 el Museo Arqueológico y Etnológico de Granada ha sido, desde hace siglos, fuente de relatos y de historias románticas. ¿La razón? Un balcón tapiado desde tiempo inmemorial y una enigmática frase esculpida en la piedra: “Esperándola del cielo”.


La casa tiene su historia propia. Tras la rendición de Granada ante los Reyes Católicos, éstos quisieron compensar a su secretario, Hernando de Zafa, con la concesión del Señorío de Castril y el permiso para que construyera su casa mirando hacia la Alhambra, la fortaleza en cuya conquista había participado. Hernando de Zafra no utilizaría ese permiso, pero si lo haría un nieto suyo del mismo nombre en el año 1539.

                                         Fallada principal de la Casa de Castril
La Casa de Castril es un ejemplo del lujoso estilo renacentista español. Su diseño se atribuye a Sebastián de Alcántara, uno de los grandes discípulos de Diego de Siloé cuando no al propio Diego de Siloé. El inmueble está situado en el antiguo barrio de Ajsaris, en donde fueron asentándose con el tiempo los nobles que llegaban a Granada.
La fachada, de una gran riqueza ornamental, muestra también el escudo de la familia de Zafra, en el que dos ángeles coronados muestran la Torre de Comares con sus celosías originales, dando fe así de la participación de Hernando de Zafra en la conquista de la Alhambra. La casa está formada por un zaguán con escalera desde el que se llega al patio central, de modo similar a la estructura de los cármenes granadinos.


Pero lo más llamativo del edificio es un balcón esquinado en la segunda planta que aparece cegado. Encima de él, el lema “Esperándola del cielo”, una posible alusión de Hernando de Zafra a su confianza en la vida eterna.


Sin embargo, la leyenda apunta a una curiosa historia protagonizada por el nieto del Secretario de los Reyes Católicos. Esa leyenda señala que Hernando de Zafra era hombre de muy mal humor que se enemistó rápidamente con todos los granadinos  por su trato despectivo y su desprecio a los demás. Viudo, Hernando de Zafra vivía con su hija Elvira, una joven de entre quince y dieciocho años que se había enamorado del hijo de una familia enemiga de Zafra.

                                                     Elvira por el palacio
La leyenda, que dio lugar a numerosos relatos románticos en el siglo XIX, narra que, estando en su habitación Elvira con su amante una noche, llegó Hernando de Zafra de la calle.


 Un pajecillo que servía a la familia corrió a alertarles. El amante Alfonso de Quintanilla, logró huir por el balcón cuando en la habitación irrumpió Hernando de Zafa y descubrió a su hija medio desnuda acompañada por el pajecillo. Al verse sorprendida, la chica se desmayó.

                                                       Luisillo, el paje
Hernando de Zafra se llenó de cólera y, equivocadamente, creyó que quien había llevado a la deshonra a su casa era el paje, de nombre Luisillo. El iracundo padre llamó a uno de sus criados y le ordenó que ejecutara allí mismo al paje ahorcándolo desde el balcón de la casa. Luisillo suplicó por su vida y dijo que todo aquello era un error. Luego pidió justicia divina. “Colgado quedarás. Esperándola del cielo”, le diría Hernando de Zafra.

                                     La dama blanca, vaga por las noches por los pasillos del palacio
Una vez ejecutado el muchacho, el dueño de la casa ordenó tapiar el balcón de su hija para que ésta no volviera a ver la luz del día y, con tremenda ironía, hizo esculpir la inscripción “Esperándola del Cielo” encima del balcón como aviso a todos los que trataran de pretender a Elvira. La leyenda añade que la muchacha, desesperada por su encierro decidió suicidarse ingiriendo veneno. Hay quien dice haber visto vagar por las noches,  en los pasillos, a la dama blanca.
No concluye ahí la historia. La tradición granadina asegura que Hernando de Zafra no descansó en paz ni con la muerte. El día que expiró se desató en Granada tal tromba de agua que, cuando el féretro era trasladado para su entierro, el río Darro se desbordó y arrastró el féretro mientras los porteadores luchaban por sus respectivas vidas. El tercer señor del Señorío de Castril no llegaría a recibir sepultura jamás.

                                            El día que enterraron a Zafra, el Río Darro se desbordó
Concluida la narración pormenorizada por Francis, él, mis nietos y su primo pudieron unirse a la fiesta.

                                               La silueta de Sierra Nevada comenzó a iluminarse
Serían las cinco de la mañana, ya comenzaban los primeros destellos de luz a aparecer por Sierra Nevada, haciendo que el contorno sinuoso de su silueta paulatinamente se fuera iluminado, cuando los dos gallos tocaron diana floreada,  y las dos cariátides 



                                 Cariátides que soportan la viga central. Terracota. Autor: José Medina Villalba
que dejaron de soportar el peso de la viga central del artesonado, y habían disfrutado de la fiesta, se pusieron a cantar al son de los gallos: “señores juerguista dejad la fiesta ya, incorporaros a vuestros puestos, que viene el dueño con la bandolera y a todos nos va a calentar”.
-Pues a mí se me ha despertado el apetito y mientras no coma algo no me vuelvo a mi sitio-
                                   Cocina típica española: la hogaza de pan, tortilla española y le acompaña el vino.
                                                                                Óleo sobre lienzo. (90X75). Autor: José Medina Villalba
dijo tranquilamente mi nieto Antonio, a esta llamada de atención se le unieron los demás y raudos se dirigieron a la cocina donde una rica tortilla española, junto a un enorme plato recién guisado en la chimenea, de cordero al chilidrón les estaba esperando.

                                       Cordero al chilindrón. Óleo sobre lienzo (80X50)
                                                                                     Autor: José Medina Villalba
Con los estómagos saciados medio tambaleándose por la ingesta de alcohol, apoyándose los unos sobre los otros escalaron a sus respectivos lugares, no sin antes haber tomados unos tragos de agua del artístico botijo, llegado de Benalúa de Guadix, recuerdo de una opositora agradecida, que hizo las prácticas en mi Colegio.
Mientras cada uno escalaba para situarse en sus lugares correspondientes, los más listillos, hacían crujir bajo sus dentaduras, las manzanas, plátanos, peras, naranjas que habían cogido en la cocina siendo la envidia, de los que no lo había hecho.
  
                                                  Botijo artístico de Benalúa de Guadix

                                         Óleo sobre lienzo. (40X30) Autor: José Medina Villalba
                                              Óleo sobre lienzo. (40X30). Autor: José Medina Villalba
                                                     Cerámica (45X30). Autora: Conchita Arroyo Guerrero
                                                         Falsa vidriera. José Medina Villalba
       Desde mi puesto de observación, tengo que reconocerlo, me sentía feliz de ver como durante una noche, de un agosto caluroso, todas aquellas obras que habían salido de mis manos habían cobrado vida, ahora permanecerán inmóviles para siempre.
Volví mis pasos a la cama para poder recuperar el sueño perdido, cuando de pronto un sonido especial y repetitivo de un despertador, me decía que todo había sido un sueño en una noche de verano.
                                        José Medina Villalba.  


1 comentario:

  1. Maravillosa imaginación,y saber describirla también que nos transportas,a tu sueño. Enhorabuena. Un abrazo

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