miércoles, 15 de febrero de 2017

HOMENAJE AL MÚSICO JOSÉ M. MONTERO GALLEGOS. HIMNO DE LAS ESCUELAS DEL AVE MARÍA


          Homenaje a José M. Montero Gallegos, en el Teatro Isabel la Católica.
          
              El teléfono, ese invento que fue una revolución su descubrimiento, en tiempos pasados, del que no podemos pasar sin él, siendo portadores del mismo a todas horas y momentos.
                - ¡Nos hemos convertidos en sus esclavos! 
                - Es triste, pero es la realidad.



         Una de las muchas veces que el timbre melódico, al que me tiene acostumbrado, para hacer más amable su entrada y tocarme para interrumpir mis quehaceres diarios, escucho la voz de un buen amigo, Nicolás Gutiérrez Gorlat, que me comunica la noticia de un homenaje que se le va a dar al músico, fundador de la Banda Municipal de Música del Ayuntamiento de Granada, José Montero Gallegos, con motivo del Centenario de dicha orquestación, nacida en el año 1917.

                                        Nicolás Gutiérrez Gorlat
       
      Nicolás, Nico para los amigos, me pone en conocimiento de este homenaje y de nuestra participación en el mismo.


                            D. Andrés Manjón, fundador de las Escuelas del Ave María.
      
             Los avemarianos hemos lanzado a los aires, en multitud de ocasiones nuestro himno,  con la emoción que requiere, es un canto a las Escuelas del Ave María, donde se glosa a la hermosa Granada, a los cármenes granadinos, al fundador y su labor pedagógica, donde se infunde alimento al cuerpo y al alma, en un compendio de ciencia cristiana a los alumnos que asisten a ella, pone el bello de punta en los compases finales dando, ¡glorias al fundador!

                   José María Montero Gallegos, director de la Banda Municipal 
                                                                              del Ayuntamiento de Granada
       
      Fue José M. Montero Gallegos, cuando se cumplía el Cincuentenario de la Fundación de las Escuelas, al que le cupo el honor de ponerle música a la letra que había confeccionado Tomás Hernández Redondo.
     -Amigo Pepe, me dice mi interlocutor, se nos ha solicitado la participación en este acto, para culminarlo con el canto de nuestro himno, para lo que tenemos que formar un coro de cincuenta personas, te pido que colabores conmigo.

                     Antiguos alumnos, compañeros y amigos del Ave María.
       
       -Intentaré ponerme en contacto con antiguos compañeros y actuales avemarianos, para darles conocimiento y seguro que lo conseguiremos. Esta fue mi respuesta.
       Eran las siete de la tarde, del día uno de febrero, cuando intentaba encontrar el Centro de Música y Danza de García Lorca en el Barrio de los Periodistas.


          En una sala, no muy grande, se respiraba un ambiente avemariano especial, nos reuníamos unos pocos más de los que se había puesto como tope para formar el coro.



         Encuentro emocionante de amigos, que hacía tiempo no nos habíamos visto, pero que en el pasado fuimos compañeros del Colegio, actuando en la labor docente en los diversos Colegios Avemarianos,  o sirviendo a la Institución actualmente.

                                   Muchos recuerdos en pocos minutos
   
        Muchos recuerdos, en pocos minutos, surgieron en boca de los asistentes, pero sobre todo el motivo que nos tenía allí concentrados.

                                  Comienzo de los ensayos con Maribel
  
      Acoplados en nuestros asientos, surgieron las notas musicales de nuestras gargantas, al cantar el himno, a petición de la señora directora, Maribel, pronto nos hizo ver la cantidad de errores que se cometían, entradas a destiempo, diversos timbres de voz, lo mismo se estaban en tono normal y de pronto se disparaban a otra escala…


       Puesta la música que surgió de un CD, poco a poco, fuimos “entrando por vereda”, hasta ir consiguiendo que aquella defectuosa interpretación fuese adquiriendo el cuerpo real que le correspondía.


       La mano maestra, el ímpetu, el coraje que en todo momento le puso Maribel, que en algún instante el sudor la invadía, los colores se le subían a la cara, llegó a desmelenarse, imponiendo tal intrepidez y esfuerzo, que nos contagió a los que allí nos habíamos reunidos; se fue consiguiendo el objetivo pretendido, que aquello fuera una verdadera coral constituida por cincuenta amantes del Ave María y de sus Escuelas, donde se formaron y adquirieron los valores fundamentes para caminar por la vida.

                                      Teatro Isabel la Católica
  
      Dos fueron los ensayos previos a la actuación. Puntualidad en ambos y sumo interés con dejar nuestro pabellón avemariano en lo más alto, lo íbamos a interpretar, ¡nada más, ni nada menos!, que el Teatro Isabel la Católica!   

                                    Ensayo previo al concierto en el Teatro Isabel la Católica

    El día ocho, de este mes de febrero, en el mismo lugar, se le daban los últimos retoques al himno y su definitiva puesta a punto, con la intervención del director de la Banda de Música, Miguel Sánchez Ruzafa, que dio las últimas pinceladas.

                                Fueron dos ensayos de familiaridad amistosa
  
       Fueron dos ensayos de familiaridad amistosas, donde a la preparación se le unió el comentario espontáneo, la conversación afable, y sobre todo el magnífico cuerpo de aguante de la directora al grupo de  cincuenta “Boy scouts”, salvo un reducido número de "infantes", que le imprimieron al “coro en potencia”, una dosis de juventud.
   
                               Último ensayo antes del comienzo del concierto
    
         En el centro de Granada, en el mismo corazón, se alza el Teatro Isabel la Católica, lugar donde no hace muchos meses se le concedió la “Granada de Oro” a nuestra Institución; las seis de la tarde y el coro dispuesto a acoplarse a los sonidos metálicos y de percusión de los instrumentos.

                                             Algunos de los participantes
     
        Camisa, pantalón, correa, y zapatos negros, todos perfectamente uniformados y las cuerdas vocales puestas a tono, esperando el momento de ver como se descorren las cortinas que nos separan de un público expectante, llenando completamente patio y anfiteatro. 


         Hubo alguna pequeña desorientación, por parte de algunos, a la hora de acceder al no encontrar la puerta de entrada.
        Emoción contenida en una tercera planta donde los camerinos se habían quedado pequeños para la multitud que los invadía. El desasosiego e inquietud se dejaba notar, mientras unos bajaban por unas estrechas escaleras de pronunciado declive, ¡quizás la edad de los allí presentes, les imprimía un porcentaje mayor de inclinación, al que realmente tenían! 
    

      Otros nos afanábamos en depositar en las perchas, repletas de vestimentas, aquellas de las que nos teníamos que desprender.
Ya en el escenario había que dar las últimas pinceladas a nuestra actuación con la banda de música y nuestro acoplamiento a ella.


                        Miguel Sánchez Ruzafa, hace algunas aclaraciones
        
        Hacer una apología de nuestra magnífica Banda Municipal de su director, Miguel Sánchez Ruzafa huelga, porque de todos, a nivel granadino y nacional, es de sobra conocido.
        Una vez acoplados en nuestros asientos detrás de los músicos, corría por nuestras venas una inquietud, al mismo tiempo que la serenidad gratificante de encontrarnos en un escenario en el que la mayoría no habíamos tenido la oportunidad de estar.

                                         Comienza el concierto

        Sánchez Ruzafa, con el dominio especial de la dirección que le caracteriza: con sus gesticulaciones, movimientos de brazos y de cuerpo entero, balanceándose, o bien elevando los brazos al cielo, nos hizo sentir la emoción de una letra que se convertía en una glosa musical.

                                       Maribel, enumerando las filas

       Maribel, entre las estrechas escaleras, músicos que suben y bajan, tuvo la paciencia suficiente para enumerar a las tres filas que constituían los asientos del coro, para que nuestra entrada y salida del escenario fuera totalmente correcta.



        Llegó el momento esperado, en silencio, mirando al televisor que nos ponía en contacto con el escenario, dio comienzo el espectáculo.

                           Entre bambalinas esperando la entrada al escenario

        Las notas de dos pasodobles flotan en el aire, “Victoria”, escrito precisamente el mismo año que se fundó la Banda Municipal de Granada 1917, es un pasodoble de desfile, seguido por el titulado “El Conserje”.
      Descorriendo las enormes cortinas que delimitan el escenario nos fuimos acoplando en el escenario.

                       La intensidad de la iluminación nos impedía ver el público.
   
        La intensidad de los focos que irradiaban de luz el plató, nos impedía ver al numeroso público que ocupaba completamente, tanto el patio de butacas como el anfiteatro, pero teníamos conciencia de que estaban allí, expectantes y deseosos de saborear la función y descubrir en qué lugar se hallaba ubicado: el marido, el compañero, el abuelo, el padre, o simplemente el amigo.

                                       Luis García Montero

         Luis García Montero, biznieto del homenajeado, quien alcanzó a conocerlo, hizo su intervención, poniendo de relieve la figura de José M. Montero Gallegos (1874-1966), mientras en una enorme pantalla se iban proyectando escenas y pasajes de una Granada decimonónica en la que se preludiaba ya el momento más fructífero de nuestra cultura, que a partir de la década de los veinte del siglo pasado gravitó en torno a intelectuales de la talla de Falla y García Lorca, Valentín Ruiz Aznar, tan relacionados con el protagonismo de este concierto.

                                         Manuel de Falla
                                             Federico García Lorca
                                                  Valentín Ruiz Aznar

       Con voz reposada, pero impregnada de emoción, Luis García Montero fue relatando toda la biografía de su bisabuelo y antepasados.


                                            Berja. (Almería)
     
        José María Montero Gallegos fue uno de los once hijos que tuvieron Adolfo Montero Weiss y Eduarda Gallegos Gómez, nacido el 17-9-1874 en Berja, Almería, donde su padre constructor de pianos y organero restauraba el órgano de la iglesia. Inició sus estudios musicales con su hermano mayor Adolfo, y continuó con el organista de la Catedral Bernabé Ruiz Vela y el maestro de capilla de la misma, Celestino Vila de forns. En su juventud se debatió entre la música y la pintura (fue alumno de José Larrocha en la Escuela de Arte), pero poco a poco su inclinación fue la musical. Pronto destacó como flautista y pianista. Tocó la flauta desde niño en la Banda del Hospicio Provincial y en la Capilla de Música de la Catedral.

                                                José M. Montero Gallegos

       En 1896, junto a sus hermanos Luis y Eduardo y con otros tres músicos granadinos, funda el “Sexteto Montero”, que llegará a actuar en el África francesa, sur de Francia, Paris y en algunas ciudades del este de Estados Unidos. Con el Sexteto actuó en el Café del Siglo, a la par que dirigía la Banda de Churriana de la Vega y ayudaba a su padre en los quehaceres del almacén de música. En 1899 se casa con Eduarda Molina Gallegos. Con la que tendrá cuatro hijos: Guillermo, Guillermina, Adolfo (que llegó a ser un destacado músico) y José. Como constructor de instrumentos, compositor y pianista, consiguió varios premios a principios del siglo XX. 


       En 1901 abre la tienda de música “Casa Montero” en la Calle Reyes Católicos, que durante muchos años será referente musical en Granada (entre sus clientes se podrán contar los Albós, Segovia, Falla, Lorca, Alonso, Barrios, Ruiz Aznar, etc…) 

                                    Antigua Escuela Normal del Magisterio

        En 1908 consiguió por oposición la plaza de profesor de música de la Escuela Normal (hoy Facultad de Ciencias de la Educación). También realizó una destacada labor en el Centro Artístico, formando dúo con el violinista Antonio Hernández, al tiempo que ejerció de profesor de solfeo y piano en la Sociedad Económica de Amigos del País de la que era socio de mérito y de forma altruista en el Hospicio Provincial.

                           Banda Municipal de Música de Granada (1917-2017))

        En 1916 varios músicos que habían formado una banda con aspiraciones de que fuera municipal lo designaron para dirigirla. Esta flamante Banda Municipal de Granada con José María al frente, hace su primera aparición oficial el 1 de enero de 1917, en las fiestas de la Toma de Granada. A partir de entonces, su labor se centra en la dirección y en la adaptación de zarzuelas y piezas sinfónicas para la plantilla de la banda. 

                              Conservatorio Superior de Música "Victoria Eugenia"

        Cuando en 1922 se crea el Conservatorio Superior de Música “Victoria Eugenia” es designado profesor de armonía, y después de Guerra Civil, al marchar Ángel Barrios a Madrid, director del mismo. Al jubilarse de la Banda Municipal en 1947, el Ayuntamiento le concedió un premio de carácter “sentimental y simbólico por su abnegada y constante labor”, otorgándosele así mismo el título de director honorario perpetuo. 


        Falleció el 12 de enero de 1966 a la edad de 91 años.
     Comenzaría después el concierto con el pasodoble Granada de Adolfo Montero, seguido de Sonata nº 1 y nº 2.  






       La gran devoción que Montero tenía a Nuestra Señora de las Angustias, queda patente en la marcha de procesión que lleva ese título, compuesta con motivo del traslado de la Virgen de la Catedral a su Basílica, tras la restauración del Camarín donde recibe culto, que había sufrido un incendio que conmocionó a la sociedad granadina de la época.


        Las sopranos Aurora Palomar y Anni Raunio, con un gran alcance en los agudos a los que llegaban con gran claridad, nitidez, ejecutando sus interpretaciones con gran agilidad y sin dificultad, fueron muy aplaudidas.


        Llegaría el momento apoteósico, el que todo el mundo esperaba, el Himno de las Escuelas del Ave María que Montero compuso en el año 1939 con motivo del Cincuentenario de su fundación.
      Tensión y silencio absoluto, el director de la banda da la entrada, suenan al unísono las trompetas, como preludio, y el gloria a gloria del genial pedagogo brota conjuntamente de las gargantas del coro; la mano prodigiosa, y el cuerpo conductor como verdadero capitán que sabe dirigir el barco que tiene bajo sus órdenes, lo conduce a la perfección, acariciando el aire que le rodea con sus manos,  para que la suavidad de las voces endulcen la melodía, o elevando sus brazos, e incluso su cuerpo con la máxima energía queriendo que todos simbólicamente, nos alzásemos al cielo dirigiendo nuestra mirada hacia lo más alto, “mirando hacia lo alto la voz del cielo le decía”, para caer después en la suavidad de una brisa que acaricia dulcemente el rostro, “Ave, Ave, Ave María, e incluso haciendo una especie de badén suave de bajada y subida, en el “ía”.

                       La interpretación del himno tomado desde otro ángulo

        Su atención está en todos los campos, mueve las manos con energía para que el sonido de las  trompetas, atrone con más intensidad, hay un ligero balanceo de su cuerpo como si se tratara de los pasos de un vals, “son sus Escuelas luz y alegría donde aprendiendo están entre plegarias de avemarías los niños que allí va”, para de pronto bajar su cuerpo y con su mano intentar tocar el suelo, para acoger a los niños “el pan del cuerpo dan con cariño”, y estrechando los brazos para dar todo el amor del mundo, “y para el alma amor, ciencia cristiana deja a sus niños el santo fundador”.


        En el bis, movería con tal fuerza y energía sus miembros, como el rayo vertiginoso que en un momento rasga el firmamento, haciendo que las voces subieran con tal ímpetu que hicieron vibrar de emoción nuestras cuerpos, “son sus Escuelas luz y alegría donde aprendiendo están entre plegarias de avemarías los niños que allí van…”
      Llegaría el momento apoteósico, el delirio sin frenesí, él no va más en la culminación de una orquestación sinfónica, él enardecimiento y exaltación de una composición musical, el desenlace final que haría poner el vello de punta, que haría temblar la sensibilidad del auditorio, de rodar lágrimas por los rostros de algunos, mientras otros lloraban de emoción y alegría por el interior de sus almas.
                                                  Letra y música del himno

        El capitán de la nave, desde el puente de mando, elevó con tal fuerza sus brazos al cielo que parecían salír del cuerpo, era la conjunción de todas las emociones que transmitía al coro y al público, elevándose haciendo que en una transformación mística nos alzásemos para fundirnos con el Genial Pedagogo, en una serie continuada de ¡Gloria, gloria, gloria, al Fundador, gloria, gloria, gloria al Fundador, por siempre gloria al Fundador, por siempre gloria al Fundador, gloria al Fundador!
       El público de pie, en un aplauso continuado que duró largo tiempo, junto a los, ¡bravo, bravo, bravo…!, hicieron que se volviera a repetir, seguida de otra emocionante intervención al alimón, entre orquesta, coro, y público, magistralmente dirigidos por Ruzafa, dando paso en cada momento a cada sector, fueron el cierre apoteósico que echaron el cierre a un homenaje que quedará a la cabeza de cualquier otro que aquí se celebre.




       Felicitaciones por parte de Miguel Sánchez Ruzafa, de Maribel, y de todos  los actuantes y público.
       Hay que dar la enhorabuena a Maribel, esposa de Miguel Sánchez Ruzafa por su labor como segunda de abordo, a la orquesta, a los organizadores del coro, Nicolás Gutierrez Gorlat y Jesús Chavarino, a los participantes en el mismo, al público asistente y como cierre de todo este evento al capitán, al genial y magnífico director, Miguel Sánchez Ruzafa, artífice principal del éxito.
     Finalmente las despedidas y comentarios en la puerta del teatro, darían por finalizado este gran evento, que ha marcado una nota más de sobresaliente, en los anales de la Historia de Granada y de las Escuelas del Ave María.




                                                 José Medina Villalba


                                REPORTAJE DE VÍDEOS Y FOTOGRAFÍAS











































































                                                  José Medina Villalba








4 comentarios:

  1. Amigo Pepe: Acabo de leer al fondo de esta pagina, que no hay comentarios, !es que no es nada fácil hacer un comentario de algo en principio inexplicable, algo que rebasa los limites de lo comprensible, algo que supera las mejores intenciones de los participantes;? habrá habido alguien,¿ dirigiendo desde las alturas como jefe de ceremonias esta trascendental jornada, que formará parte de esas efemérides importantes de la institución, no me cabe la menor duda.
    Hoy después de leer, ver y oír el magnifico reportaje, que nuestro querido amigo Pepe Medina, acaba de presentar, he entendido por primera vez lo que significa la palabra " APOTEOSIS " acto final de tributar a alguien grandes honores y alabanzas, o como cuadro final de un gran espectáculo, en una representación teatral; cualquiera de estas explicaciones u otras que pudiéramos encontrar, valdrían para este acontecimiento inenarrable, por su calidad humana, por su sentimiento, por su hidalguía, por su entrega, por la predisposición de todos los participantes, por el respeto, acatamiento y obediencia a las ordenes del imperativo director de orquesta, Sr. Ruzafa, que sin batuta y solo con sus claros e inapelables gestos, nos dirigía y ordenaba cada uno de los cambios de tono, se elevaba o se agachaba, se inclinaba a la derecha o hacia la izquierda; no tenia el gusto de conocerlo, pero a partir de hoy me voy a permitir el lujo de llamarlo amigo director, desde la posición de humilde y obediente tenor.
    A ti amigo Pepe ya no se que decirte, porque lo único que he echado en falta en este memorandum,( como algo que debe mantenerse en la memoria) es que no has dejado constancia del numero de escalones que había entre cada uno de los pisos de los camerinos, por lo demás no te ha faltado ni la respiración entre nota y nota.
    Hubo dos bis en la actuación, uno el que es preceptivo en la letra del himno, y otro el que hicimos al repetirlo, pero además un tercero con los asistentes al brillante acto, no solo como espectadores sino como miembros activos, de lo que allí se estaba celebrando, un lujo, un gran gozo y una gran satisfacción para todos los que participamos; nunca olvidaremos la fecha del doce de febrero, en el Teatro Isabel La Católica de Granada, y "mirando siempre hacia lo alto ". Agradecerle a nuestro amigo Nicolas la brillante gestión del irrepetible acontecimiento.
    La personal predisposición de todos los participantes, se podía observar con solo ver las caras alegres y satisfechas, las expresiones cargadas de sentimiento y la firme voluntad de dejar constancia, de que lo que íbamos a celebrar, no era algo irrelevante sino algo importante en la memoria histórica de ese rincón del Albayzin, que nos ha marcado de por vida. A mucha honra, somos los mejores en defender lo nuestro y perdonen la chulería. Un fuerte abrazo de vuestro amigo Pepe Cuadros, que ha pasado tres días rodeado de todo lo que le hacía sentir, como miembro activo de un grupo inigualable de amigos y compañeros, mi eterno agradecimiento.

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    1. Estimado amigo Pepe, se cumple una decena de días de la celebración de éste gran acontecimiento dedicado al maestro de música y director de la banda municipal, José Montero Gallegos, aún late en el interior de mi cuerpo y corre por mis sentimientos, una jornada que ha marcado un hito en la Historia de Granada y en la de nuestras queridas Escuelas del Ave María.
      Han sido unos días de encuentros entre amigos que, marcamos canas en nuestras cabezas, aquellos que aún les quedan cabellos que contar o relucientes y brillantes cabezas; jornadas donde la amistad de tiempos pasados ha vuelto a tomar vigor, donde el buen humor ha predominado y sobre todo el compromiso por llevar el pabellón, de lo que desde niños llevamos en el alma, a lo más alto donde se puedan encontrar las solemnidades más importantes que haya habido en Granada.
      Dos ensayos con una gran mujer, Maribel, dando toda su sabiduría en el arte de la dirección, ha sabido tener perfectamente acoplados a cincuenta "boy scout, ensimismados y atentos a todas sus correcciones, hasta conseguir que aquellos defectos en el ritmo, entonación y demás elementos esenciales del canto, se hicieran al unísono y de forma perfecta.
      Desde esta pequeña tribuna quiero agradecer su gran labor y esfuerzo desarrollados no solo durante los días de ensayo, sino en el teatro dando los últimos toques de ordenación y acoplamiento que teníamos que tener en el escenario.
      El homenaje era para el maestro Montero, honores dedicados a éste gran personaje granadino.
      Todo perfecto desde el primer momento, pasodobles de entrada, proyección de diapositivas sobre la Granada de la época, personajes importantes, gran discurso de su biznieto, Luis García Montero, relatando toda la biografía y demás pasajes relativos a su ancestro, serenatas , himno a la Virgen de las Angustias, actuación de las sopranos, todo magnífico y un público totalmente volcado, disfrutando del momento.
      Pero no se trata de pasión, ni de protagonismo, arrebato, predilección, personal..., ni quitarle méritos a todas las actuaciones que hubo, ¡magníficas!, pero la realidad de lo que allí se vivió en aquella velada musical, el éxito rotundo, la apoteosis de la jornada la dio nuestro Himno, el de las Escuelas del Ave María, interpretado por un coro que dieron todo lo que les salía del alma, bajo la magistral dirección de un gran director, Miguel Sánchez Ruzafa, que merece todos los honores y agradecimientos por su soberbia y perfecta dirección.
      Dos bis, uno reclamado por los aplausos incesantes de un público que ardía de emoción y otro al alimón entre el público, orquesta y coro.
      Creo que superamos, en este mano a mano, a la marcha Radetzky que se interpreta por la Orquesta Filarmónica de Viena en la Musikvereim, en el concierto primero de año. Todo fue maravilloso y siempre quedará en nuestros corazones el vivo recuerdo de una gran jornada.
      Gracias por tu comentario, por tu intervención como gran tenor y por todo este maravilloso espectáculo. Un abrazo. Pepe Medina.

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  2. ¡Estupendo reportaje D. José! Ha sido un honor compartir con usted este emocionante evento que sin duda quedará para los anales del Ave María. ¡Un abrazo!

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    1. Estimado amigo y compañero Eloy, son muchos los eventos que últimamente vienen engrandeciendo el nombre de nuestra Institución Avemariana, pero el de días pasados, ¡sensacional! aún quedan flotando en el aire los ecos de nuestras voces, vibrantes, emocionadas y perfectamente sincronizadas.
      Para mi también fue un gran honor, orgullo y satisfacción, compartir con todos, esos momentos, y sobre todo con los que ahora estáis dando vuestra entrega total al Ave María. ¡Un fuerte Abrazo!

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