viernes, 22 de septiembre de 2017

UN DÍA SONADO EN GRANADA




Todas las estaciones meteorológicas, suelen tener su pequeño preámbulo de apertura, algo especial para dar paso a lo que va a ser realmente la estación.         Esta transición se suele dar normalmente de una forma progresiva aunque, a veces, hay cambios bruscos que se introducen produciendo rupturas en lo que realmente tendría que haber sido su cauce normal.

                                       La posada de las estrellas

Todas las mañanas cuando salgo a dar mi paseo a una hora en la que aún duermen, en la posada que carece de estrellas, los vagabundos: frontispicios de las iglesias, cajeros de los bancos, bancos de los parques, me voy percatando, cada día, como la ciudad va cambiando.

                                                   Gran Vía de Granada, una mañana de septiembre

Basta ser un poco observador para ir captando esas mutaciones, lentas pero reales, porque la ciudad, los edificios, las calles, los vehículos que transcurren por ellas, los kioscos de prensa, los árboles de los parques, los termómetros que estáticos, en su gran habitáculo, nos hablan gráficamente de la hora y de la temperatura, las palomas y gorriones, que por cierto, se encuentran bien hermanados, nos comunican todos los cambios que se van produciendo.


El sol de hace dos meses no es el que, me saludaba como entonces,  prácticamente cubría todo mi cuerpo, ahora tímidamente se me acerca para darme los buenos días, las cafeterías con sus terrazas, en las que se sentían y percibía el olor del café recién hecho, con los madrugadores que degustaban de él, 

                                      La cafetería donde desayuno todas las mañanas

ahora solo se siente el chirriar metálico de las persianas que están abriendo sus bocas para dar la apertura del local, el señor que leía tranquilamente la prensa, en uno de los bancos de la Acera del Casino, ya no le veo, y es que el kiosquero está en esos momentos recibiendo la prensa, las señoras que paseaban sus perritos, para que degustaran del placer de hacer sus necesidades, mientras ellas le sacaban lustre a los sucesos acaecidos, no aparecen, 


las palomas que en bandadas cubrían las plazas, han declinado en unas pocas madrugadoras que corretean buscando las migajas que pudieran estar esparcidas por acá o acullá.



 La simple camisa que cubría mi torso, casi me estorbaba porque el fuego de la jornada anterior aún tenía recalentado el horno en combustión de la ciudad, y esta mañana después de estar en la calle me he tenido que volver para coger una sudadera, porque el airecillo que corría, rasgaba como una cuchilla recién afilada mi cuerpo.

                                      Puerta Real un día festivo a las ocho de la mañana

La ciudad habla y te dice el día de la semana que es, si es periodo vacacional o de trabajo, si es domingo o festivo.
Esta mañana, sabiendo que era viernes, el lenguaje urbano me indicaba que su comportamiento no correspondía a lo que realmente tendría que ser un día corriente de la semana, las cafeterías están comenzando a abrir, apenas si había movimiento de gentes por la calle, prácticamente nulo, 


solamente cumplían con sus trabajos los barrenderos, el señor que ha aparcado su furgoneta en la puerta Del Hotel Victoria para dejar los pasteles recién fabricados en la Pastelería el Sol.



Las flores no solo nos deleitan con su diversidad de colores y olores, sino que esta mañana me han dicho por qué hoy día quince de septiembre, siendo viernes, es una jornada que se sale del cauce normal de cualquier otro día.


Al llegar a Puerta Real, finalizando mi paseo, una serie de pequeñas casetas blancas, a modo de jaimas, de las que utilizan los beduinos en el desierto, se estaban alimentando de toda clase de requiebros y piropos convertidos en infinidad de colores y olores, allí estaban los claveles, las petunias, los nardos con su fuerte perfume, las rosas, hortensias, tulipanes, dalias, lirios, narcisos, margaritas, jacintos, todo un jardín enclaustrado en cubos, esperando la llegada de la tarde para, como elementos enamorados de la que vive más abajo, serían la ofrenda a llevar por todos los devotos, a la que es considerada la Reina de la ciudad, la Patrona de Granada.


Los vendedores se afanan por hacer la presentación más atractiva para poder realizar la venta, movimientos de un lado para otro, escaleras portátiles que van de acá para allá, mientras aún no hay ningún ajetreo de personal por la hermosa y antiquísima Puerta Real.

Puerta Real prácticamente desierta

Siempre hay quien quiere que no le quiten su flor preferida, nunca es demasiado temprano, y ahí las tenéis al ser de día con sus flores adquiridas,


 por la Carrera de la Virgen marchan un grupo de señoras que han comprado ya su ramo de flores para entregárselo a la Gran Señora.


Hay quien quiere ganarse el jornal del día comenzando su concierto de flauta, hincado de rodillas, para captar mejor la atención del viandante, y tocar la fibra sensible de la gente, para que dejen  su donativo.
-¿Todo el día de rodillas?
-¿Algún descanso se tomará? ¿No lo crees así, señor redacto?
-Yo solo te puedo decir, querido lector, que el testimonio está evidente en estas dos fotografías, por la mañana, la Carrera de la Virgen desierta prácticamente  y por la tarde, la afluencia de pública es incuestionable.

                               La Carrera de la Virgen a la hora de la ofrenda floral.

-Es de suponer que tendría sus descansos, de lo contrario, habría batido el récord, de permanencia de los guinness, pidiendo de rodillas.  
El escenario hay que prepararlo, y para ello podemos observar como las planchas de hierro dejan su sonido metálico, al caer en el suelo para irlas engarzando y construir,

                                            Montando el escenario
los escenarios donde esta tarde se colocarán las diversas autoridades civiles, militares y religiosas, los equipos acústicos, las cámaras televisivas y los reporteros que harán entrevistas y toda una serie de relatos y conmemoraciones relacionados con este evento que con exactitud se celebra, todos los años, el quince de septiembre.

                             Los dos enormes paneles en la fachada de la Basílica
Los enormes paneles a modo de grandes escaleras, descansan inclinados sobre la fachada de la Basílica, las dos señoras, a modo de centinelas, han adquirido derecho de propiedad en la puerta, para obtener, de los asiduos, los beneficios hechos monedas.

                         Las dos centinelas, con adquisición de propiedad, en la puerta

Dentro del templo, la edad avanzada de los allí presentes, se siente en los que se sientan, (valga la redundancia) en los bancos, mientras el silencio es la tónica que impera, algún ramo situado en el suelo espera el momento de cumplir con su misión.


La imagen de la Virgen de las Angustias, desde su camerino contempla la devoción de los allí presentes, cada uno con sus mentes cargadas de ruegos, pesares y agradecimientos.


Los móviles desde muy temprano, están cumpliendo su cometido, captando los momentos que se están desarrollando,


                                              Hay que llevarse en la cámara el momento  
los paneles impacientes por recibir el perfume florido y algún que otro devoto frente al templo, desde la calle, hace su silenciosa oración.

                                                  Alguien ora desde la calle

La Piedad, imagen pétrea de la fachada de estilo barroco obra de Bernardo y José de Mora, deja en la visión del que la contempla un grato sabor artístico, que impulsa a quedarse contemplando tan magnífica obra.



Son las seis de la tarde, un ambiente especial se respira por cualquier lugar de los alrededores de la Basílica, bandas de música, que esperan el momento de intervenir, 



vestidos de faralaes que junto al colorido que emerge de los diverso puestos construyen pronto un magnífico cuadro, 



personas que se ufanan por comprar el mejor ramo de flores, el vendedor que pregona a mandíbula batiente:



-¡A tres euros, a tres euros! ¡Señora, a tres euros, a tres euros, el mejor ramo! 



Ambulancias, Protección Civil, grupos de coros rocieros, bomberos, militares, estandartes de diversas hermandades, 




coche de la policía local, atravesado a la entrada de la Carrera de la Virgen, como protector para evitar cualquier acto de vandalismo criminal, el flautista cumpliendo con su misión particular,



 Policía Municipal con su representante femenina portando su ramo.
Los paneles de la fachada han comenzado a llenarse y un grupo de personas, trabajando con seguridad con sus arneses correspondientes, con diligencia inusitada van tejiendo con sus manos la alfombra de colores que adornará la fachada.



Son manos convertidas en lanzaderas trenzadoras que se desplazan ágilmente, como el mejor telar alpujarreño, pasando los ramos de abajo hacia arriba tejiendo con ligereza un tapiz que las lancetas han lengüeteado sobre un gigantesco bastidor.



Los dos paneles se encuentran unidos por uno de color blanco en cuyo centro se sitúa un corazón atravesado por siete espadas de dolor. Los siete dolores de la Virgen, que a mi modo de ver, serían muchísimos más, los que cualquier madre del mundo soportaría ante un terrible estado agónico de un hijo. 


                                          Gentes venidas desde todos los rincones

Hay un murmullo silencioso, de gentes venidas desde los rincones más inhóspitos a darle pleitesía a la reina, a la Madre de Dios y de todos.


                                    Carrera de la Virgen. 50X40.  Óleo de José Medina Villalba
Destellos parpadeantes de luces, es el lenguaje de ambulancias, coches patrullas, equipos motorizados, que aplauden con sus pestañeantes luminiscencias, una tarde de variopintos colores que se expanden por todos lados.


                                         Caballos inquietos que no paran de moverse

Hay una emoción contenida del público que se agolpa en las aceras, y de caballos inquietos y nerviosos que no son capaces de esperar el momento de acercarse al destino de la tarde.



Es numerosa la cola de gente: mujeres, hombres, mayores, juventud, niños, carritos portando bebes, inválidos, niños a “cucurumbillo”.
-¿Qué es eso de cucurumbillo?
-Pues muy sencillo, colocar al niño a horcajadas sobre los hombros del portador, para que tenga campo de visión amplio,


                                                   Gentes de todas las razas

y gentes de otra raza y color que se acercan para rendir pleitesía a la Patrona de Granada. 
Hasta los mismos coches en el capot llevan su ramo de flores, ¡es asombroso! ¿Cómo se puede despertar tanto fervor?



Pero la Virgen, ha bajado de su camerín y se ha venido a la misma puerta, para recibir el agasajo del pueblo, de un pueblo que la viene venerando desde el siglo XVI, cuando los Reyes Católicos trajeron por primera vez, la imagen de la Virgen de las Angustias, plasmada en un lienzo.


                                            Los móviles se alzan para captar la escena

La Piedad que existe en el frontispicio en su hornacina, y la  Reina de Granada, junto al numeroso público que se encuentran en este escenario forman un trío que encuadra dentro de un atardecer de valor incalculable.


                                 la Banda de Música Municipal , interpreta el himno de la Patrona

Es un verdadero bosque de cabezas flotando en el espacio, brazos que se alzan deseos de secuestrar en sus cámaras toda la emoción del momento, con fotos y vídeos, mientras la banda municipal interpreta lo que en letra diría: “Hay una Madre de Amores, que adora Granada entera, la Virgen de las Angustias, la que vive en la Carrera…”


                                  Los bomberos, con su enorme escalera, llevar la ofrenda a lo más alto

Un cuello enorme de jirafa, cuya cabeza porta al jefe del cuerpo de bomberos, se eleva majestuosa portando un corazón de flores y una corona para ser colocados en lo más alto de la fachada, 


                                             La corona se coloca en lo más alto de la iglesia.

mientras las dos torres gemelas miran con envidia, porque hubieran deseado ser las agraciadas con este regalo.
Alegría a raudales y las manos como mariposas elevadas al cielo, de las bellas y encantadoras granadinas agraciadas con sus vestidos de faralaes, dan una pincelada de color bailando como la mejor ofrenda, la danza granadina de la Reja. 



Mientras, la cámara de televisión local va captando todo este escenario y las entrevistas a los diversos personajes que hacen acto de presencia: Hermano Mayor de la Hermandad de la Virgen de las Angustias, 



Teniente General del MADOC, Jefe de las fuerzas de la Base Aérea de Armilla, Alcalde de la Ciudad, Concejala del PP, Arzobispo, y a los devotos que hacen cola, para llegar a entregar su ramo.


                                             Teniente General del MADOC

Los aplausos desde la tribuna de autoridades y del numeroso público, son también flores que se dirigen para honrar a la que en estos momentos está recibiendo todo afecto y el amor encerrado en un ramo de devoción inmenso.



La belleza de la mujer granadina es otra de las preciadas flores que lucen en los rostros y encantadores cuerpos de la variada gama de féminas, damas y doncellas que hacen acto de presencia.





La policía local luciendo el traje de gala, con su jefe a la cabeza, el cuerpo de bomberos, Protección Civil, coros rocieros, caballistas, 



Radio María y una interminable fila de ramos portados en las manos de los que quieren agasajar ,en este preludio otoñal, a Granada en la Protectora de los granadinos.
Esta tarde llovieron los ángeles, arcángeles, querubines y  serafines, hechos pétalos que desde el cielo cayeron sobre este maravilloso escenario.



Nuestro “querido señor arzobispo”, 



él, siempre tan gentil, como suele tener por costumbre, tanto en procesiones, ya sea la del Corpus Chirsti, o cualquier otra, dejando su generosidad, a raudales convertida en saludos, abrazos, pasa manos, cumple también su papel en esta tarde.
                                                          Coro rociero

Cara de asombro, sorpresa, aturdimiento, estupefacción, del niño que elevado por los brazos de su madre, orgullosa, y satisfecha, de ofrecer a la Virgen la mejor flor de su casa, que no es otra sino la de su hijo.  
La ofrenda seguiría hasta altas horas de la noche, y allí quedaría el colorido y el perfume del homenaje esparcido por toda  la llamada, desde hace muchos años, la Carrera de la Virgen.

                                                  Se desmonta el escenario    
 Llegada la mañana y con los primeros clamores del día, pasé de nuevo por este lugar, donde solo se escuchaba el ruido característico de los hierros y chapas al desmontarlos, que habían soportado el peso de personajes y autoridades y que ahora marchaban a cumplir su misión en cualquier otro espectáculo.





Miré los paneles repletos de flores, que ya, y aún no habían pasado nada más que unas horas, comenzaban a marchitarse.


                                   Reflexiones últimas de José Medina Villalba

Sentado en la Cafetería Fúbol, de la Plaza de la Mariana, mientras tomaba mi acostumbrado desayuno: vaso de leche, media tostada de tomate con aceite, contemplando, a mi amigo el gorrión, que todas las mañanas me saluda, tomándose los trocitos de pan que le pongo en la mesa,



 todo aquello me hizo pensar y reflexionar, en la realidad de nuestras vidas, alegrías e euforias en el trascurrir de nuestro caminar que siempre creemos,  van a ser duraderas y eternas, pero que como les ocurre a las más bellas flores, no pasa mucho tiempo cuando igual que los pimpollos más bellos se marchitan y mueren, porque la vida trascurre tan breve, como el perfume de la más bella rosa.
                          De este momento a este otro, un soplo, un solo y rápido paso.

                                        José Medina Villalba


                                             FOTOS Y VÍDEOS































                         




                       
                                                    José Medina Villalba