jueves, 8 de marzo de 2018

MOTILLA DEL AZUER. UN DÍA PASADO POR AGUA





 “En un lugar de la Mancha, de cuyo nombre no quiero acordarme, no ha mucho tiempo que vivía un hidalgo de los de lanza en astillero, adarga antigua, rocín flaco y galgo corredor….”


Estas palabras que tan sabiamente pone Cervantes al comenzar su mundialmente conocido D. Quijote de la Mancha, podría ser el preludio de este texto literario, que intento poner en marcha, acerca de lo que en días pasados, un grupo de aguerridos y valientes, damas y caballeros, decidimos dejar nuestras huellas por los lugares que el cobrador de tributos un día legó por estos lugares.


En el caso que nos trae a cuento en esta jornada, los hidalgos fuimos un grupo de atrevidos aventureros que nos lanzamos a esta correría,  un día de intensa lluvia  llevando por lanza en astillero las ansias del conocimiento, con nuestro rocín y galgo corredor, un bus  algo decrépito y flaco por los años de aventuras corridas por esos mundos de Dios poblados de modernas carreteras, con unos intestinos algo deteriorados  y dando saltos y frenazos como el que lo llevan a la guerra a la fuerza.

                                                 El Recinante que nos llevó

-“Las heridas que se reciben en la batalla, antes dan honra que la quitan...”
Si realmente fuera cierto el pensamiento filosófico que encierra o intenta esta frase, hoy tendríamos que estar como unas rosas de primavera, todo florecientes, pero me temo que una buena parte de los héroes de ayer marcamos en nuestros cuerpos algo del repaso que nos dio el tiempo.


Pero lo damos por bien empleado porque lo que calló, hecho líquido elemento, fueron panes de oro que los anhelábamos.
La otra frase quijotesca:
“Y manos a labor; que en la tardanza dicen que suele estar el peligro.”
Pues comencemos la aventura, y si alguno de mis lectores se quiere unir a ella bienvenido sea, no tendrá que coger ni el chubasquero ni el paraguas y cómodamente en la butaca podrá unirse al grupo de trotamundos bohemios.


Llovía  a cántaros cuando salí de casa de mi querido barrio del Realejo, un taxi hizo el camino rápido, al pasar por delante del monumento de “Las Capitulaciones”, -posiblemente no habría terminado de despertar- cuando me pareció que la Reina Isabel había abierto el paraguas y cubría a su querido y sumiso Colón, a fin de  poder salir indemnes de la que caía.
En el lugar  de partida solo había cuatro personas, una de ellas como fiel cumplidora, Lali la jefa de la expedición, y aquello en principio me dio mala espina. Me pregunté:
-¿Se habrá suspendido la excursión?


Poco tiempo después fueron llegando todos los expedicionarios y pronto el autobús iba tragando carretera en un desayuno pasado por agua,
-¡bendita agua que tanta falta hacía!
Siempre suele ocurrir alguna anécdota curiosa, en los tiempos de acoplamiento, la del compañero que se molesta porque alguien le indica que eche el asiento para adelante, o la del que busca y busca sin encontrar el que le corresponde, pequeñas nimiedades sin mayor transcendencia.

                                      Lali, la jefa, da los buenos días y el itinerario

Temperatura nueve grados, buen ambiente de camaradería, como suele ocurrir siempre, algunos asientos en descanso porque no tendrían que soportar el peso de los que no quisieron correr este periplo, y Lali con micro en mano, da los buenos días, presentando el itinerario a realizar esta mañana.
¡Amigos, cinturones puestos! Y como el teniente de instrucción da las órdenes a su compañía cuando dice: ¡Fiiiiirmeeeees! Un clip metálico sonoro se escuchó al unísono.
La realidad es que había que echarle valor por las circunstancias ambientales que cubrían el rostro del día, pero la valentía no entiende de riesgos de ninguna clase.


                                                  Motilla de Azuer

Una buena noticia, Lali nos dice: he hablado con el guía de Motilla del Azuer y dice que allí no nos va a llover, pero que echemos el chubasquero.
Creo que fue una forma de animarnos, no fuese que nos arrepintiéramos.
No ha amanecido aún, las luces de las calles intentan con sus reflejos bañarse en el agua que las cubre, la ciudad se va quedando en la lejanía y un rosario de luciérnagas, de diversa gama de colores, se nos ofrecen en plena carretera. es el espectáculo de fantasmas comenzando a despertar, que dejan la noche para incorporarse al laboreo diario.


Los cristales del vehículo, entre la humedad del exterior y el vaho de los expedicionarios, se empañaron de tal manera que  no tenían punto de comparación con la tenebrosidad  de una calleja cuando no se alimenta de la tenue luz de una farola.


Aquello fue el escenario, para poder dar rienda suelta a mi imaginación y captar las escenas que se desarrollaban sobre todo cuando la lluvia arreciaba con más intensidad, ya que no era posible, en principio, contemplar nítidamente  el exterior.


Las gotitas de agua, que se formaban en la parte superior, se iban deslizando en competitividad con otras en larga carrera dejando una estela acuática conforme iban avanzando. Durante la trayectoria, hasta llegar al foso donde morían, se iban engrosando con otras pequeñitas que se encontraban en el camino, de tal modo que era como una reposición de energía para deslizarse más rápidamente.


Las gotas parten desde arriba del vidrio deslizándose verticalmente en finos hilos acuíferos, ganándole la partida a las que se deslizan en líneas oblicuas intentando buscar el sitio donde cobijarse, se forma un entramado dejando un bello tejido artístico, yo diría un cuadro abstracto que podría ocupar un buen lugar en la feria anual de Arco.

                                      Las  gotitas en competitividad  echando carreras

A veces daba la impresión que eran minúsculos espermatozoides con sus colitas juguetonas que buscaban el óvulo que fecundar, unas lo conseguían y otras morían en el  intento.
Las gotitas más pequeñitas están inmóviles, esperando ser absorbidas, no tienen fuerzas para caminar esperan que lleguen las que bajan zumbando para unirse  a ellas.
Es un espectáculo de agua digno de observar en un escenario de cristal.


La lluvia cesa un momento,  los vidrios del bus se van aclarando, amanece y me permite ver como se desperezan y espabilan  los olivos absorbiendo el agua, que en enormes charcos los rodea a modo de grandes collares. Da la impresión que algunos, situados en laderas con un alto grado de inclinación fuesen esquiadores que se deslizan en un eslalon gigante.
Un murmullo de conversaciones inapreciables iban y venían  en una marea de susurros, era  la musicalidad que reina dentro del casco metálico que nos transporta.


Un cielo plomizo pesado y oscuro se deja caer sobre el paisaje, las nubes acarician las copas de la arboleda, lavando sus cuerpos, llegando a cubrirlos con un tupido velo, que toca el suelo, desapareciendo de nuestra vista. Van despertando los cortijillos blanqueando el panorama, gasolineras con vísceras verdes reclamando a sus clientes para suministrarles el desayuno.



La fábrica de Nuestra Señora de la Cabeza esperando que le llegue el fruto verde que dará el líquido jugoso que engrasará nuestro cuerpo, escenario de olivos interminables en perfecta formación cubren los campos.
Ha parado de momento de llover, el viento se ha calmado y los olivos no encuentran toalla para secarse, solo la suave brisa hace su trabajo, la temperatura ha subido a diecisiete grados.  
El paisaje como si fuera una cinta de un film sigue su proyección para deleite de los que estamos atentos a la enorme pantalla de cinemascope, otros pasan el tiempo intercambiándose vídeos y alguna que otra risotada de un chiste ocurrente se pierde entre los asientos.



Plantones de olivos cubiertos con plásticos empiezan una nueva vida, montones de herpiles  chorreando han intensificado su color de paja adormecida, la tierra no puede tragar más agua y algunos olivos rodeados de círculos concéntricos, colleras que brillan con la luz del amanecer, se lucen ufanos cubriendo sus tobillos con las perlas que los rodean, mientras otros raquíticos no dejan de beber intentando calmar su sed.
Casitas desperdigadas a modo de chatlecitos, le han quitado el sitio a los olivos, un indicador dice Linares, son las ocho y media. Ha cesado de llover y el espectáculo circense de los cristales se ha tomado un descanso.



Las chimeneas de la cerámica de Miramar vomitan al aire esponjosas nubes de humo blanco, mientras alguna pantalla indicadora interrumpe esta película de cine de la Naturaleza, indicándonos que estamos a la altura de Bailén.


                                                        Batalla de las Navas de Tolosa

Siento el relinchar de los caballos y el duro sonido del choque de los aceros en la batalla entre las huestes de Alfonso VIII contra las del emir almohade Muhammad an-Nasir llamado Miramamolín, al pasar a la altura de las Navas de Tolosa.
Se queda a la derecha Orellana Perdiz Hotel, con su bandera roja y gualda ondeando al viento.



La niebla nos aguarda como una enorme cortina desprendida del cielo que llega a besar el suelo propagándose por él, y rozando nuestro vehículo que la va despedazando para abrirse paso.


El gigantesco toro, al que le quitaron el nombre, luce vigilante como soldado haciendo guardia perenne en lo alto de la colina mientras, poco más allá, los toros de verdad de una afamada ganadería pastan el mojado césped.



Entre peñascos, cortes verticales de la montañas y estrechos pasadizos nos espera Despeñaperros que nos permiten, el paso entre túneles dejar el aceite para pasar al vino. 
Allá a lo lejos quedan los versos  de Antonio Machado:



¡Viejos olivos sedientos
bajo el claro sol del día,
olivares polvorientos
del campo de Andalucía!

Santa Elena, venta de Cárdenas, en plena Sierra Morena, donde Cervantes en boca de D. Quijote, nos muestra como Sancho encontró la maleta de Cardenio, el enamorado que se consumía penando  por su amada Luscinda. Y es también, en lo más alto de la montaña, el lugar que D. Quijote eligió para disputar y llorar sus desventuras por Dulcinea. 


                                                         Desayuno en Almuradiel

Llegó el momento del desayuno en Almuradiel, un breve descanso para continuar la marcha bajo un cielo oscuro con tintes tenebrosos y señal evidente de la ¡que nos esperaba!
Sigue el espectáculo de los cristales, poniéndose  en marcha de nuevo con las carreras de las gotas de agua, que ahora arrecian con más intensidad.
Castellar de Santiago, y un negro aguilucho que vuela desconcertado a punto de estrecharse con la masa andante en la que vamos.



Pueblo de las Virtudes, Santa Cruz de Mudela, Santa Cruz de Torrenueva y Valdepeñas.
Si Pedro Antonio de Alarcón al llegar a Las Alpujarras dijo: “dejemos la puma y cojamos los pinceles”, nosotros lo cambiaremos por, dejemos el brillo esmeralda del aceite, cojamos la copa de vino y brindemos por nuestro viaje.



Las cabecitas de las cepas de las viñas en formación perfectamente alineadas, como enanitos escondidos en la tierra, que solo dejan ver sus coronillas, siguen durmiendo el sueño de los justos ajenas a todo lo que ocurre en el exterior.
Villanueva de los Infantes, Jabalón, Manzanares, alguna cabecita de torre estilo herreriano se deja asomar ente los tejados, mientras las enormes placas solares siguen cumpliendo su misión entre los viñedos, los enormes odres contienen los deliciosos caldos, mientras nuestro autobús dando vuelvas y revueltas dejando la cómoda calzada, se adentra en parajes inhóspitos como anunciadores de nuestro objetivo: Motilla de Azuer.


                                                        Llegamos a Motilla de Azuer

¡Ya está bien!, señor escritor, valla viajecito de olivos, de aceite, viñedos y vino, y ahora es cuando realmente, después de la paliza del camino andado, empieza la jornada.
El panorama que se nos presentaba ante nuestra vista, al bajarnos del que nos había traído no era muy halagüeño, seguía lloviendo, el viento impedía mantener los paraguas cumpliendo con normalidad su misión, pero como intrépidos y aguerridos conquistadores nos pusimos a caminar por un sendero embarrado que se encargó de ponerles medias gruesas  suelas  a nuestros zapatos.



                                                     Caminando hacia la Motilla de Azuer

Allá en la lejanía como una enorme tarta de piedra del color de la arcilla se divisaba Motilla del Azuer.
-¡Pero vamos a ver!, que no nos confundamos señor narrador, nos dice una enorme motilla, cuando motilla, en el argot de andar por casa, es una cosa minúscula, cuántas veces hemos dicho, se me ha metido una motilla en el ojo.




No se me impaciente querido lector, y siga leyendo que poco a poco todo se aclarará.
En medio de aquel desierto inhóspito amalgama de barro y agua, llegamos a un pequeño cobertizo al estilo de los del Oeste Americano y allí agrupados recibimos la bienvenida.



Alguna pequeña disquisición si estamos decididos a ir después de esta visita a las Tablas de Daimiel por libres, porque no tendremos guía, pero al unísono y como valientes y avezados guerrilleros solo se escuchó una voz:
-¡Iremos donde que haya  que ir porque para eso hemos venido!


                                                      Miguel, el guía, hace la introducción

Miguel, el guía, bien documentado en el conocimiento de estos lares, bien parapetado debajo del paraguas nos dio la bienvenida y la introducción a lo que íbamos a ver, mientras la sonoridad rítmica del agua chocando con el tejado del cobertizo, acompañaba a la disertación de entrada, nuestro experto lazarillo timonel conductor de esta embarcación nos anunciaba que navegaríamos sobre el lodo arcilloso del terreno, ¡cosa que ya habíamos experimentado!



“Este  yacimiento arqueológico de la Motilla del Azuer tiene una vinculación muy fuerte con su tierra, con su zona, puesto que es la que más se ha encargado de la investigación, del estudio de este yacimiento tan especial, tan emblemático como es la Motilla del Azuer."
 "Nunca llueve a gusto de todos", dice un refrán, hoy no es el mejor día, esta lluvia nos va a deslucir la visita, pero sin embargo vamos a pasar a conocer un yacimiento que es bastante  especial bastante destacado."


                                                                  Río Azuer

"El propio nombre que se le ha proporcionado Motilla del Azuer, no es casual nos encontramos en la vera del río homónimo el río Azuer al norte, a unos doscientos metros localizamos el cauce actual de este río, imaginen como cuenca fluvial como zona con recursos tuvo una acogida muy intensa como asentamiento pretérito prehistórico, de ahí el apellido de Azuer."


"El nombre de Motilla viene porque estas construcciones como la que se encuentran enfrente, cuando se abandonan se van rellenando de tierra, dando la configuración final de un montículo de forma cónica artificial que destacaba en un territorio eminentemente llano como característica de la Mancha,  es decir una motilla sin escarbar, no como la que tienen delante o como la que verán esta tarde en el museo, nos sorprendería una pequeña montañita, una pequeña mota, mota es una expresión que significa elevación del terreno."



Con las caras rígidas, serios con la severidad que pueda presentar una estatua, enfundados en los chubasqueros, los cuellos subidos hasta las orejas, los sombreros colados y las capuchas de esquimales descendidos del polo a estos llanos de la Mancha, escuchábamos  al que debajo de un paraguas frente a nosotros nos soltaba la primera información histórica.
"Las Motillas, siguió diciendo Miguel, tienen carácter singular, puesto que como tipo de enclave son fortificaciones de planta central, esta etapa especifica del bronce solo la encontramos en el territorio de la Mancha, es decir que solo documentamos Motillas en la Edad del Bronce en lo que hoy en día forma parte de la Región de Castilla la Mancha, de tal modo que apenas registramos poco más de treinta y dos Motillas, son las que localizamos, de todas ellas la más excavada, la más estudiada, es esta de Azuer."



 "Las excavaciones se comenzaron en el año 1974, hace cuarenta y cuatro años y concretamente es la única con mayor información,  la que nos aporta mayor número de datos, se puede recorrer por sitios por los que vamos  a poder pasar a continuación.
 Dentro de la Motilla podemos distinguir dos áreas por un lado lo que puede ser más evidente es la fortificación, ese sistema defensivo formado por varios muros concéntricos en torno a la torre central y como iremos viendo servían para proteger, y al exterior en extramuros, en torno a la fortificación, se encontraba  el área del poblado."



"Las casas estaban fuera en torno a la edificación, para levantar la construcción  encontraron elementos en el entorno, por un lado piedra caliza que es un material geológicamente fácilmente de obtener y además la propia arcilla que la obtenían del barro de la vega, como podemos ver la superficie es bastante arcillosa se puede observar en el color rojizo de estos terrenos, con la humedad gana en tonalidad que ustedes mismos van a comprobar cuando el barro se les pegue a los pies."



Junto a él, la otra guía, María que habría de acompañar a una parte del grupo.


                                                      Miguel y María los pilotos de la conducción

Las huellas que iban dejando nuestros zapatos, arrancando el barro para engrosar el  calzado, convirtieron el acceso en un lodazal  sobre el que se podía dar, a la primera de cambio, un resbalón de ¡apaga y vámonos!, pero esto no hubieran sido méritos adquiridos para los caballeros andantes, en los que nos habíamos convertido esta mañana si hubiésemos renegado a continuar con nuestra empresa. Las huellas parecían cadenas que íbamos arrastrando pesando sobre nuestros cuerpos, en este lento caminar hacia el monumento que ya teníamos a nuestro alcance.





                                                          Barro arcilloso en cantidad

Un puente metálico nos facilitaría el acceso, pronto nos vimos sumergidos en él, sin sospechar la cantidad de sorpresas que allí nos esperaban.



Para comenzar, los paraguas había que llevarlos cerrados porque era imposible pasar al mismo tiempo cuerpo y cubre lluvia, por pasillos estrechos cuyas paredes  formadas por piedras colocadas en distribución alocada,pero sin embargo con un cierto orden,



 nos ayudarían a apoyarnos en situaciones complicadas, sobre todo cuando los desniveles de los escalones eran grandes pero, ¡mucho cuidado!, porque lo menos característico de ellas era la pulimentación, en cambio la rugosidad que nos ofrecían podían ser cuchillas cortantes que te dejaran una inesperada caricia.


                                                      Piedras con aristas cortantes
                              

Dentro ya de la fortificación vamos observando las distintas áreas algunas servirían de depósitos para guardar el grano.
Como almas en pena volando por las alturas vemos las sombrillas deslizarse limando un cielo oscuro y amenazante que nos sigue lavando el rostro.



Después de una ascensión, nos refugiamos en un pequeño descanso bajo cubierta, donde nos fuimos colocando como sardinas en lata para dar cabida a los veinticinco que formábamos el grupo.


                                                          Nos refugiamos de la lluvia  

La voz del guía se hizo escuchar, "la Motilla no es solo un área defensiva sino una protección de recursos que eran necesarios para estos grupos humanos de la edad del bronce, hemos vistos silos que servían para almacenamiento de granos, áreas para instalar animales, veremos incluso hornos de combustión, pero el recurso más  especial para el ser humano es el agua para abastecer el pozo como referente de la razón de ser de la existencia del lugar donde nos encontramos."


                                                         Piedras con aristas cortantes

"Por otro lado la cantidad de recovecos en el poco espacio de tiempo que llevamos recorrido: pasillos laberínticos, escaleras, rampas, y la dificultad para acceder a los distintos puntos de todo este entramado, subiremos a la torre que no solo  servía para la protección física en sí, sino para controlar un territorio alrededor de la Motilla."


                                                     Miguel, nuestro piloto, en plena explicación

"Toda esta serie de recursos fue tenido en cuenta por estos grupos humanos para asentarse en estos territorios, pero el motivo fundamental para que se instalaran en estos lugares  fue sobre todo y fundamentalmente por la cercanía al nivel freático, la accesibilidad al agua subterránea que existe en este territorio." (Corriente de agua; que está acumulado en el subsuelo sobre una capa impermeable y puede aprovecharse mediante pozos.)
"Estas Motillas se encuentran relativamente bajas con respecto al entorno, en áreas orográficamente deprimidas en las cuales es posible llegar con autoridad  al área del agua que existe en el subsuelo, por lo que era más fácil con estas características construirlas en este sitio que en otro paraje, lo que era una ventaja evidente y práctica para poder controlar los cauces de los ríos, la importancia que tienen los ríos a lo largo de la historia, y especialmente en la prehistoria, para acceso al agua, caza, pesca, e incluso a formaciones vegetales, plantas que se incorporan como materiales constructivos de sus edificaciones."



"Estos sitios son lugares fértiles para la práctica de la agricultura y de la ganadería, eran básicos y esenciales para estas sociedades de la edad del bronce, siempre eligen estos emplazamientos por la posibilidad de aprovechar todos estos recursos."
Algunos de los expedicionarios ante, no sé si de las explicaciones del guía o del frío que estábamos pasando se le ha quedado la cara congelada, mis manos también lo estaban.



 Seguimos ascendiendo a través de unas escaleras con los peldaños de madera y barandilla protectora.
Una vez llegados a la cima de la Motilla se nos abre un amplio panorama donde solamente tierra y cielo parecen unirse en un abrazo de humedad que se cala en los huesos, hay expectación por  contemplar todo lo que desde allí se divisa trescientos grados a la redonda.



No sería perdonable el no dejar plasmado en la cámara la proeza de haber estado en el lugar que unos personajes del edad del bronce pisaron estas piedras, observaron desde la altura el pozo lleno de agua, que ahora visto con mirada de ángel, porque pájaros por aquí no se ven hoy, por lo que no podemos decir a vista de pájaro, produce cierta emoción e incluso un poco de vértigo al ver la obra arquitectónica que estos hombres hicieron hace ya un montón de siglos, sin haber estudiado ni álgebra, ni trigonometría, ni tener idea de todo el entramado que constituye el estudio de la Arquitectura. 



La angostura de los pasillos en algunos sitios era tal que había que hacer esfuerzos para pasar por determinados lugares, por lo visto los señores de la Edad del Bronce no conocían la obesidad.



En este laberinto, de pasillos llegó un momento que el lazo de conexión que tenía con mi grupo se cortó.
-¡Ay de mí!, Si no hubiera tenido la suerte de encontrarme con el otro grupo que dirigía María.
-De esta forma puedo transmitir la experiencia de los dos guías.


                                                            María la otra conductora

"Constituía este grupo de población una sociedad bien organizada, bien estructurada para la época que les tocó vivir una época muy dura, hacían un reparto del territorio muy exhaustivo, muy meticuloso es más, se repartían las Motillas a lo largo de los causes, en este caso, el Azuer y el Guadiana y cada cuatro o cinco kilómetros de forma matemática, aparecía una Motilla buscando siempre el nivel freático, ese acuífero veintitrés en este caso y excavaban aquí porque  encontraban el agua de forma más fácil y el acuífero estaba más asequible en esta zona que en otra de las proximidades."



 "Fíjense que reparto tan meticuloso, cada cuatro o cinco kilómetros nos encontramos una Motilla repartiéndose el territorio entre ellas, esto nos dice que habría probablemente una jerarquía social pero no nos han dejado datos que nos lleven a deducir qué clase de jerarquía podían tener en aquella época. 
Claro que se organizaban de una forma muy intensa porque nadie construye estas fortificación careciendo de un ordenamiento, alguien debería mandar y estructurar estas fortificaciones y alguien que obedeciese y construyera estos  baluartes,  poblados del bronce manchego, por tanto habría una persona que dirigiese pero exactamente no lo sabemos no nos han dejado pistas que nos puedan inducir a saber cómo se organizaban."



 "Hay algunos arqueólogos que defienden, la teoría que está todavía en estudio, que la élite dirigiría los poblados en altura, cohabitando con los poblados en altura construidos en las montañas, en las colinas aprovechando esas elevaciones y los pasillos de acceso hacia el centro de  valles.
                                                             Motilla de Calatrava
  
Una localización estratégica eran los poblados en altura, y sin embargo las Motillas están construidas en zonas orográficamente deprimidas, las hay en llanuras manchegas muy bajas cerca de los cauces de los ríos, la única construida en altura  es la de Calatrava en el Cerro de la Encantas, que es el único poblado escavado sistemáticamente, igual que la Motilla del Azuer es la única Motilla excavada metódicamente."



 "Se ha encontrado un funerario lujoso, valioso, de gran riqueza material indicando que había jerarquía social, había enterramientos de gente pobre, muy pobre, y de gente rica,  muy rica, y que había diferentes accesos a la riqueza.
Sin embargo los enterramientos de la Motilla no hacen esa distinción, son homogéneos  no diferencian esas jerarquías sociales los enterraban con un vasto  encadenado que es típico del bronce manchego lo ponían en las tumbas junto con objetos de valor sentimental más que de valor material."



"Había diferenciación en cuanto al sexo, mujeres y niños hacia el costado izquierdo en posición flexionada fetal, los enterraban debajo de las viviendas de forma más generalizada lo tapaban con una laja, los hombres los enterraban del lado derecho; hacían diferenciación entre mujeres, niños, y hombres, a los niños cuando ya eran mayores los enterraban igual que a los hombres." 




Daba la impresión, cuando íbamos caminando por aquellos pasillos estrechos, que estábamos rodeados por muros almohadillados sin orden ni concierto,  no porque tuvieran que ver con las almohadillas por lo flácido, sino por el almohadillado que Pedro Machuca construyó en algunos lugares de Granada.


                                                                            Muros almohadillados 

La espectacularidad de este patio la vamos a ver desde arriba y la pequeñez de nosotros vista desde la altura.
Había que bajar de lado y tocando las paredes por la desigualdad de los escalones y lo intrincado del terreno.



Hormigas dentro de un hormiguero era la contemplación que se ofrecía a nuestra vista desde la altura de la torre o los intestinos de un animal cortados trasversalmente, con una serie de tubos de toda clase de tamaños aflorando, esperando el relleno del embutido que le daría el devenir de los tiempos.





 Las piedras que constituían los grandiosos muros se vestían con una pátina diversa de colores, como si estuviesen barridas por variados pigmentos, para cualquier pintor atrevido que los quisiera llevar a su paleta para trasladarlos  a un lienzo. Una diversidad de colores afloraban por todas partes, como vestimenta de los numerosos bloques que constituían aquellos gigantescos muros, ¿serían quizás las almas en pena hachas piedra para siempre de los que hace más de cuatro milenios quedaron allí con el atuendo diverso de: verdes, ocres, azules, naranjas, rosas....?



Un enterramiento de una mujer estuvo al alcance de nuestra vista, hay una contemplación rayando en una liturgia funeraria de los que observan el plagio de los huesos reales construidos de plástico para los espectadores que los miran, así como el nivel freático que llegó alcanzar el agua en este gigantesco pozo en abril del 2013.




Se pueden observar las señales del carbonato cálcico que ha dejado el nivel alcanzado por el  agua.




"Los habitantes del bronce excavaron bancales de grava y después un bancal de roca caliza madre que es el que está antes de nuestro acuífero veintitrés, ya tenían agua de forma permanente sin preocuparse de las dinámicas hidrogeológicas, de esos cambios tan drásticos de esta forma estos habitantes se aseguraban la permanencia del agua con este pozo, sin preocuparse que el río estuviese seco abasteciéndose de forma subterránea solo el poblado y los animales, el agua no era para regadío ya que esta zona era de secano."



"El pozo tiene forma cónica para que no se hundiese poniéndole alrededor unos contrafuertes para aguantar la presión, pero aun así cuando no la necesitaban, los protegían rematándolos para asegurarse más en el tiempo, para que fueran más resistentes.



 "Era una forma de abastecer al poblado y a los animales con el agua del acuífero veintitrés. Fíjense que a lo largo de estos cientos de años esta estructura original se mantuvo pero si es cierto que hubo cambios como puertas que se abren y que se cierran, porque recordar que solo se construyó el patio, el pozo, la torre, en la primera fase luego todo se fue construyendo en forma concéntrica a lo largo de los siglos, así que tuvo después algunos cambios, pera la estructura original se mantuvo durante todo el periodo con algunas variaciones  constructivas para adaptar esta zona a esta ampliación que se llevaba a cabo."



A veces daba la sensación que nos encontrábamos en medio de una gigantesca biblioteca con un ordenamiento preciso de todos los volúmenes o simplemente que habíamos descendido a cualquier escena del infierno de la Divina Comedia del Dante Alighieri.
Nuestra guía, pequeñita ella, con timbre de voz rayando en una escala armónica de agudos, nariz afilada, ojos inquietos, vivaracha en las expresiones, con sombrero bien calado y enorme bufanda abraza al cuello, nos deja ver a una mujer con cara de niña, que con sus expresiones nos hace trasladarnos a un pasado muy lejano.  Indicándonos la monumentalidad de los muros que la vamos a ver de forma muy clara y evidente  cuando accedamos a ese patio, a esa joya de la corona y veremos lo chiquititos que somos y la espectacularidad que se nos va a ofrecer a la vista.



"Junto al pozo nos encontramos el enterramiento de una mujer, lo que indica que debió de ser una personaje importante de una gran relevancia, para estar situado en un lugar de gran transcendencia. Las mujeres desempeñaban un papel importante,  de hecho se han encontrado tumbas funerarias con ajuar metálico, no digamos de un matriarcado pero si un papel importante."
La lluvia nos daba sus respiros, pero la humedad flotaba en el aire, no así nuestros cuerpos que con sumo cuidado, poniendo las suelas de nuestros zapatos en posiciones acrobáticas íbamos descendiendo buscando la salida.



En el pequeño y reducido Centro de “Recepción de visitantes” que más bien tendríamos que llamarlo “Centro de despedida”, pudimos remarcar la visita con maquetas, murales y explicaciones del guía lo que momentos antes habíamos podido comprobar sobre el propio terreno.



Resumiendo la visita, la guía nos dio una explicación exhaustiva de todo el proceso que se ha llevado a cabo en la reconstrucción de esta genial Motilla la más  importante de las treinta y  dos que se encuentran documentadas, valiéndose de los murales y maquetas que allí se hayan.
Había que desandar el camino para volver de nuevo al autobús atravesando el lodazal que había crecido en gran medida por el continuo amasamiento que nuestros pasos iban reiteradamente  marcando sobre otros muchos ya establecidos.



Los chubasqueros, paraguas, chaquetones impermeabilizados, empapados hasta la “médula”, pero nuestra mente y espíritu  completamente satisfechos al regresar, habiendo dado un salto a la Prehistoria, desnudos  y con el taparrabos puesto, sin hacerle caso al tiempo ni a la lluvia, adaptándonos a su forma de vida puesta en boca de nuestros orientadores, hemos convividos con los que hace cuatro  mil años, desarrollaron su vida en estos parajes, dejándonos  un gran legado y una demostración de lo que puede la inteligencia humana para realizar estos enormes monumentos, que en la actualidad han sido descubiertos gracias a la labor de la Arqueología.   



En la puerta del autobús nos esperaban los jefes de la expedición Lali y Pepe, con sus caras sonrientes, de ver lo bien que lo habíamos pasado, en esta primera etapa de este periplo, a pesar de las inclemencias del tiempo.
Dentro del autobús con los cuerpos relajados ojeando la información que el otro Pepe del equipo directivo nos va proporcionando, marchamos en busca del segundo objetivo.


                                                          Molino de Molemocho

Viento en popa a toda vela, los cuerpos empapados, las bajeras embarradas, pero el espíritu en alto como heroicos hidalgos caballeros,  marchamos en dirección a la Tablas de Daimiel.
 El improvisado guía, nos fue orientando de los sitios por donde íbamos pasando, el Río Guadiana, el Molino hidráulico de Molemocho en las cercanías del Parque de las Tablas.
Mientras tanto Pepe, se encarga de distribuirnos información sobre lo que a continuación vamos a ver.



El suelo estaba húmedo y viscoso, la luz viajaba a través del aire como un líquido espeso que chocaba con la pesadez del  barro y el agua impregnando nuestros cuerpos, flotando en el ambiente y formando destellos irradiados. 



Entrar en el parque es como ir flotando sobre una larga piragua constituida por un dilatado pasadizo de madera, que nos permite irnos desplazando por él como si navegáramos por una serie de grandes y enormes  charcas, aplaudidos por  una multitud de vegetación que aplauden al ritmo de las palmas que les proporciona el viento, en el chocar de los cuerpos de los tarayales, saladares, masegares, carrizales y praderas de algas, mientras que sobre nuestras cabezas pasaban unas grullas en vuelo nupcial, dejando atrás  el graznido cuacuar, como un ¡Vivan los novios!
Un baile de sombras se dejaba arrastar por el suelo y el susurro del viento era una nota que animaba a la comitiva a realizar un nuevo paseo, mientras algunos quieren lucir el amarillo intenso de su chubasquero.



El agua seguirá siendo nuestra compañera, en un lugar donde el lema fundamental es la del líquido elemento. Los paraguas ponen una nota multicolor como elemento novedoso en el paisaje y alguna pareja cae sorprendida en el anzuelo de la cámara.



Un cielo sellado de nubes de plomo, es el grandioso toldo que nos ofrece el cielo para acompañarnos por el habitáculo donde moran infinidades de aves. Un reguero de agua bordeado de verde y fresca hierba, traza una línea sinuosa  donde algunos dejan el reflejo invertido de sus cuerpos, también los tarayales se desperezan con sus desnudas ramas remando en el agua.



 Dejamos una embarcación y cogemos otra, que se retuerce como si fuera una serpiente mientras seguimos pisando nuestras propias sombras.





Algunos paraguas descansan mientras otros siguen realizando su trabajo aunque el cielo ha dado un leve reposo.
Hay que dejar plasmada la imagen de una mañana donde el color de los plásticos amarillos y celestes quieren hacer juego con el paisaje.




No es posible llegar al mirador desde donde se puede contemplar una gran panorámica, porque los estómagos reclaman el sustento del cuerpo y hay que emprender el camino de la retirada.


                                                                El mirador

Las nubes no satisfechas con llevar sus vientres plenos de agua quieren llevarse la que sobre el suelo reposa tranquilamente.



Mientras los tarayales dejando caer sus ramas sobre el suelo para que arraiguen de  nuevo,  son el punto de mira de los móviles que no dejan de dispararse, en un silencio de objetivos inacabados.



Senderos longitudinales de maderos entablados que se unen en el infinito en un claro de cielo.



Como buenos colegiales y a las órdenes del que va en cabeza desviamos nuestros pasos.



Foto sobre foto, doble foto en un mismo plano.



Nuestro improvisado guía, se justifica de que no son sus armas las oficiales de cualquiera que para estos menesteres esté autorizado.
-Señores, yo no soy guía simplemente soy amigo de Toñi que me ha encargado de hacer las gestiones, conozco esto pero no tengo las cualidades de conocer los pájaros.
- Se agradece la buena voluntad, haga lo que pueda. Fue la respuesta del que habló en nombre del grupo.



-Como el chofer me ha dicho que a las nueve quiere estar en Granada, he querido traeros hasta aquí que es uno de los sitios más bonitos de las tablas, para que veáis que estos árboles tienen la peculiaridad de que los que se tumban, bien por el viento o bien por la podredumbre,  esas mismas ramas vuelven a brotar enraizando en el mismo suelo en el que han caído como habéis podido observar, esta es la razón para la larga vida que tienen.



Aunque el guía fortuito no amplió mucho del tema en el que nos encontramos inmiscuidos,  no estaría mal  dejar un poco de testimonio de los que son estos parajes.
Uno de los rasgos paisajísticos que define el Parque Nacional de las Tablas de Daimiel es la abundancia de vegetación que puebla el hábitat acuático. Un mosaico de asociaciones vegetales que se alterna en función de factores como la estacionalidad de las aguas, la salinidad, la humedad del suelo o la materia orgánica. Por ello observamos en las Tablas formaciones como bosques de ribera, bosque mediterráneo.



La masiega es una de las formaciones vegetales, más representativa de las Tablas y es aquí donde posiblemente se encuentre el mayor masegar de Europa Occidental. Se caracteriza por sus hojas alargadas y borde aserrado pudiendo alcanzar una altura de varios metros.
El carrizo con su gran poder colonizador, se extiende en áreas poco profundas. Es fácil identificar sus tallos son altos y sus inflorescencias tienen forma de plumero.



La enea o espadaña crece en las tablas centrales formando manchar irregulares. Sus hojas tienen forma de cinta y sus inflorescencias recuerdan a los puros. Es la especie más utilizada en artesanía vegetal.



En los fondos y creando un tapiz continuo crecen las ovas que forman una densa pradera subacuática, principal fuente alimenticia de la avifauna del parque. Las comunidades de ranúnculos son muy vistosas, por cubrir con sus flores blancas la lámina de agua.



En los bordes  otras especies ligadas al agua como la castañuela, la salicaria o el junco crecen de forma discontinua.


                                                                 El taray

El taray es una especie arbórea en el interior de las Tablas, capaz de soportar suelos inundados durante cierto tiempo y un grado determinado de salinidad.  
La localización geográfica de las Tablas en el centro de la Península Ibérica, sitúa este espacio protegido como principal ruta migratoria, lo que explica que la presencia de aves en el Parque Nacional sea constante y muy variada.
El grupo faunístico más representativo de las Tablas es el de las aves acuáticas cuya presencia confiere al parque la categoría de importancia internacional como hábitat de aves acuáticas encontrando en la humedad su larga invernada, nidificación y cría o parada obligada en sus rutas migratorias.


                                                                   Pato colorao

Entre las aves más representativas que habitan Las Tablas observamos el pato colorao, nidificante en el Parque y especie emblemática por tener aquí uno de los principales núcleos reproductores en Europa. El ánade real o azulón siempre está presente en el humedal, alcanzando al final de verano concentraciones de miles de ejemplares. En otoño, junto con las grullas, llegan el silbón europeo, la cerceta común, el cuchara común o la garza real.


                                                                  Anade real o azulón

Utilizan el parque como lugar de nidificación y cría la garza imperial, la garceta común, la garcilla cangrejera, el somormujo levanco o el porrón europeo.
Abundan las fochas y las pollas de agua junto a las limícolas como cigüeñuelas o avocetas.


                                                                     Colmilleja

Junto con las aves, pueblan Las Tablas otros grupos faunísticos como los peces, destacando especies autóctonas como el cacho y la colmilleja, reptiles como el galápago europeo y la culebra bastarda, anfibios como la ranita de San Antonio y entre los mamíferos se pueden observar la nutria, el zorro o el jabalí.
Las visitas se realizan a pie, siendo todos los recorridos accesibles y de baja dificultad, por lo que están recomendados para cualquier edad y condición física.



En el Centro de Acogida, pudimos captar diversos murales, así como una placa dedicada a los Reyes de España, Juan Carlos y Sofía cuando el en el año 1980, inauguraron este Centro.





Dejamos el parque donde nos hemos enriquecido con el contenido que la Naturaleza se ha dignado dejar en este lugar, con todo el encanto que puede derramar sobre el suelo.
Un acogedor restaurante daría rienda suelta a nuestro apetito que a estas horas, saturado del alimento espiritual que nos proporcionó la Prehistoria, la Naturaleza plena de Las Tablas, la lluvia que regó nuestros cuerpos a pleno placer, necesitaba del alimento material para tomar las energías necesarias para continuar por la tarde otra nueva aventura que por algún lugar de Daimiel pueblo, nos esperaba.



Había que calentar los estómagos, y eso lo supo hacer muy bien una sopa manchega, seguida de unos filetes con guarnición de patatas y una bizcochada de postre, todo regado con los ricos caldos olorosos y de color purpúreo oscuro que producen las viñas de Valdepeñas, concentrados  en botellas, depositados en copas, alzadas al aire sirvieron para brindar por los que allí nos habíamos sentados a compartir las viandas.



Dijo D. Quijote a Sancho con respecto al buen yantar.
»No comas ajos ni cebollas, porque no saquen por el olor tu villanería.
»Come poco y cena más poco, que la salud de todo el cuerpo se fragua en la oficina del estómago.



»Sé templado en el beber, considerando que el vino demasiado ni guarda secreto ni cumple palabra.
»Ten en cuenta, Sancho, de no mascar a dos carrillos ni de erutar delante de nadie.
Pues siguiendo el orden de estas sabias palabras los reunidos en este comedor, no tuvimos en cuenta para nada los  consejos de D. Quijote, que en esos momentos, dejamos de ser aventureros caballeros para saciarnos con las viandas y vinos que nos pusieron.



Todo bajo una decoración haciendo honor al lugar en el que nos encontrábamos de toneles, enormes odres y grandes cubas que almacenan el jugos de la uva exprimida.



Dejando el lugar donde nuestros estómagos se habían complacido, caminando bajo un cielo grisáceo, que no dejaba de derramar panes hechos gotas de agua,  monumento de bronce que nos ve pasar.
 En nuestro autobús mirando a través de los vidriados cristales llorosos contemplamos los campos llenos de viñedos, alternando con olivares, mientras la lluvia sigue deslizándose a placer por los numerosos ojos de cristal que tiene nuestro navegador,  hasta aterrizar en Daimiel.







Había que caminar para llegar hasta nuestro último objetivo: El Museo Comarcal de Daimiel.



La Iglesia Parroquial de Santa María la Mayor es el edificio más antiguo de Daimiel y su origen se remonta al siglo XIV.



Su estructura es la típica de los templos góticos, si bien ha sido muy desfigurada por sucesivas restauraciones. Es en la parte norte donde se conservan la mayor parte de los vestigios de esta época, de los que cabe destacar sus elevados contrafuertes acabados en agujas, así como la puerta de la Umbría, constituida por un arco ojival y dos sencillos capiteles con adorno vegetal.


El interior de la iglesia está dividido en tres naves que son sostenidas por cuatro pilares. Sobre estos se adosan columnas que sostienen arcos torales y formeros. Sus capiteles parecen representar signos ocultos, e incluso algunos estudios los vinculan con la orden del temple. Los más representativos son los del conejo, la sirena, el rostro inmutable y la serpiente.
Dos chicos de cuerpos embutidos en bronce, ajenos a todo lo que pasa a su alrededor, sin importarles para nada la lluvia, juegan a las canicas.



El olivo milenario todo erguido como “sacando pecho” en la Plaza de España, del siglo XVI,  un extraordinario monumento natural  plantado por los árabes en el siglo X.


                                                      El olivo milenario de Daimiel

El museo recoge la historia y costumbres de Daimiel y el territorio con el que ha compartido acontecimientos e historia.


                                                              Patio de entrada al museo

Es vivir la realidad encerrada en una serie de salas, es un viaje por Daimiel y su entorno para conocer la historia, el territorio, la tecnología, las ideas y creencias desde la época de la Motilla de Azuer, hace más de cuatro mil años.



Para continuar después el recorrido con iberos, romanos y con los hispano-musulmanes de Calatrava La Vieja.





En la parte alta dedicada al mundo moderno, descubrimos la casa de los Carrillo, ejemplo de casa renacentista en Daimiel, y la arquitectura tradicional manchega.



El Museo rinde un especial homenaje a la obra del genial arquitecto Miguel Fisac, a la colección de cerámica de Vicente Carranza una de las más importantes de España y al pintor local Juan D´Opazo.










La vuelta al autobús, después de habernos paseado por toda una serie de siglos de un pasado por estos aledaños, había de desandar el camino bajo una lluvia que nos quería dar la despedida de forma eufórica para ella, pero no para nuestros cuerpos que se vieron empapados desde el sombrero hasta la punta de los zapatos.

Camino de retorno, acompañados por el teatro acuífero de los cristales, un lenguaje monótono y casi imperceptible de los que volvíamos calados hasta los huesos de agua, pero también satisfechos y plenos de historia, vivencias, amistad, y compañerismo dándole un repaso a las innumerables fotografías del móvil, pensando ya como le vamos a dar cuerpo literario a esta jornada, mientras Lali, la jefa, orgullosa de haber culminado una bella jornada da las últimas instrucciones y recomendaciones para los próximos eventos que se nos avecinan.



Este escritor, que hace poco sentó cátedra en este grupo de amantes de todo lo que rezuma esplendor, naturaleza, hermandad, conocimiento sobre el terreno de nuestro suelo patrio, en todas las facetas, de historia, arte, cultura…, y de allende otros lugares fuera de nuestras fronteras, está dispuesto a perpetuarlo en este blog a través del que podrán navegar los que participaron y los que hubieran deseado concurrir.

                                 José Medina Villalba

                           REPORTAJE FOTOGRÁFICO

































































































                                                      Fotografía:  José Medina Villalba

32 comentarios:

  1. Buenos y Santos días amigo Pepe: Buenos y Santos porque nos permiten seguir disfrutando, de las bellezas de la naturaleza que tan bien describes. Nada más levantarme aun con el pijama puesto, he abierto el ordenador para ver si el esperado blog sobre La Motilla de Azuer estaba ya en circulación y efectivamente tal como me dijiste ayer, ya lo tengo por así decir al alcance de la mano.
    El recorrido que detallas desde la salida de Granada hasta el yacimiento arqueológico, me ha hecho recordar a los viajeros románticos del XIX, como Teófilo Gautier, Washington Irving o nuestro paisano Pedro Antonio de Alarcón en su viaje por la Alpujarra granadina; Los pormenorizados detalles del paisaje, de la ininterrumpida lluvia del camino, las gotas deslizándose por los empañados cristales del autobús,la humedad ambiental y la hora temprana, me han echo sentir un poco de escalofrío, así que he aplazado por un momento su lectura para ponerme una cómoda bata, ya nuevamente en camino he disfrutado desde mi butaca los campos de olivos recién plantados, los numerosos pueblos por los que habéis pasado, con los hechos históricos ocurridos en sus entornos, la brillantes y fluidez del relato como texto literario, me ha traído a la memoria uno de los pasajes la película Amadeus, cuando el maestro de capilla del emperador Antonio Salieri,teniendo en sus manos las partituras de Mozart, con una malsana envidia,no podía entender la fluidéz, la brillantez la cascada de notas que de una manera incomprensible para el, sin tachaduras ni errores, se plasmaban en las partituras; pues yo no he sentido una malsana envidia pero si una sana admiración por la forma y el contenido de este relato, así es que amigo Pepe, te felicito y te lo agradezco, porque de cada uno de tus relatos siempre saco algo que me enriquece y me anima a seguir tus pasos y a desterrar las palabras de aquella canción de Nat King Col, que decía: Voy por el mundo cruel de fracaso en fracaso, sino que el tesón, la ilusión, la pasión que le pones a la vida, es el mejor combustible para llegar con solvencia a tu destino.
    Ya en presencia del monumento de la edad del bronce, es increíble la magnificencia de la obra, teniendo en cuenta los medios y evolución humana, pudieran prever y encontrar la forma de construir un casi laberinto habitable y defendible, me han encantado las explicaciones de los guías y espero que en un futuro acuda a visitarlo, animado por los conocimientos que he podido adquirir en este relato , donde la voluntad ha podido con las inclemencias y con el carnet de identidad. Un fuerte abrazo como siempre de tu amigo Pepe Cuadros.

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    1. Estimado amigo Pepe:
      La verdad sea dicha, que cuando a las cinco de la mañana tocó el despertador y escuchaba como caía el agua a cántaros, la única expresión que salió de mi boca fue ¡Bendita agua que cae del cielo, que es el mejor maná que puede alimentar nuestras vidas! Intenté dar media vuelta ante el regocijo de la musicalidad que se escuchaba en el exterior, para seguir durmiendo, pero alguien, no sé quien, me tocó en el hombre y me dijo: ¡Oye, que hoy tienes una cita con La Motilla del Azuez!
      Te lo digo sinceramente, ¡maldita la gracia, que me hizo este comunicado!, estaba perfectamente grabado en mi subconsciente, y me dije: no hay que estar muy bien del coco para ir a esta aventura. Pero a continuación alguien me volvió a hablar, tengo la impresión que fue la misma que me había tocado antes, ¡No te da fatiga! Hace dos días, poco más o menos, que te apuntaste en esta Asociación de Aluma, donde te han acogido a las mil maravillas y ya los vas a defraudar. No tuve más remedio que hacerle caso a la voz de mi subliminal interior y coger la armadura, revestirme de hidalgo caballero, puesto que íbamos a recorrer los caminos donde D. Quijote puso en polvorosa todas sus aventuras e intentar convertirme en un caballero a la usanza del siglo XXI, que por supuesto no tienen punto de comparación con las innumerables dificultades con las que se encontró nuestro personaje de la Triste Figura.
      Es cierto que no tuvimos que luchar ni con molinos de viento, ni con rebaños de ovejas, ni tampoco nos acompañó ningún escudero en persona, aunque realmente llevábamos dentro un Sancho Panza, que no era otro, sino el de la pereza que siempre entra cuando uno no se cree la realidad de lo que está viendo como le ocurría al famoso escudero de D. Quijote.
      Pero si las aventuras del Hidalgo, siempre terminaban en fracasos, he de decirte y ya lo has comprobado en la lectura del post, que lo nuestro fue diferente.
      Ciertamente tuvimos que luchar, como buenos caballeros contra las inclemencias del tiempo, agua, viento , lodo, pero supimos salir adelante, con la plena satisfacción de haber cumplido con el objetivo que nos propusimos en aras de nuestra dignidad; si bien, D. Quijote todas sus aventuras eran en honor de su amada Dulcinea del Toboso, nosotros teníamos otra aspiración ideal, llamada amor a lo desconocido y a la Cultura, que es una de las mejores Dulcineas que debemos tener los humanos.
      Ciertamente lo que en principio aparentaba ser un fracaso, al final fue todo un éxito, comprobando in situ, como hace cuatro mil años unos personajes aferrados a la vida, sin conocimientos de cartografía, trigonometría, álgebra y demás elementos matemáticos, sin grúas de ninguna clase, ni materiales que tenemos en la actualidad, supieron construir una edificación que asombra y demuestra la capacidad intelectual que poseían. "Ingenieros hidráulicos con taparrabos", de la Edad del Bronce, los llamaría yo, y verdaderos diseñadores, proyectistas y constructores, dándonos una magnífica lección a los medios modernos de construcción y supervivencia.
      Sí, es cierto, a lo rústico, pero con ordenamiento perfecto en el desarrollo de la obra.
      Todo se cumplimentaría con el maravilloso paraje de las tablas de Daimiel y el museo de dicho nombre.
      Empapados hasta los huesos de agua, pero al mismo tiempo, calados y chorreando de placer por haber cumplido nuestro objetivo y ser portadores de la ejemplaridad de unos prehistóricos vivientes que nos dejaron un gran legado de carácter modélico y sabiduría.
      Te recomiendo que si algún día vuelves por la Mancha pregunta, no solamente donde está Puerto Lápice, en el pueblo, los vecinos dan por hecho que don Quijote pasó por él, incluso que allí fue armado caballero el genial loco en su primera salida en solitario, tampoco preguntes por Dulcinea, vete, eso sí, con mejor tiempo que nos hizo a los improvisados caballeros que fuimos, y descubre Motilla del Asuez, te va a encantar.
      Un fuerte abrazo de tu amigo Pepe Medina.

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  2. Querido D. José un viaje perfectamente documentado y te hace estar allí viviendo todo con vosotros. Felicidades, como siempre que leemos algo tuyo un gran placer

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    1. Estimada familia, si el post que habéis leído os ha complacido, me doy por satisfecho y si alguna vez hacéis un viaje de placer por los senderos y caminos que recorrió el Hidalgo Caballero de la Triste Figura, no se os olvide que por estos lugares hace cuatro mil años un pueblo nos dio una magnífica lección de inteligencia con sus construcciones.
      Os recomiendo que os deis una vuelta por Motilla del Asuez. Gracias por el comentario. Un abrazo.

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  3. Isabel Fernandez Gonzalez Sencillamente maravilloso

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  4. Beatriz Valdivia Impresionante aventura amigo Don José con el día de agua pero como bien dice hacia mucha falta la lluvia preciosas fotos y vídeos muy interesantes pero merecio la pena a pesar del barro y sombrillas me ha encantado el recorrido y más mi querido guía y amigo Don José Medina buenas noches y un abrazo.

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    1. Querida amiga Beatriz Valdivia, tus comentarios son siempre muy bien acogidos por este escritor cuyo único interés es complacer a mis seguidores y hacerles vivir mis aventuras unas veces, y otras las intimidades del pasado o simplemente mis obras artísticas. Tú eres una buena seguidora, porque no te limitas a poner simplemente me gusta, sin haberte leído y empapado de mis escritos. Eso para mi tiene una gran importancia y como alguna vez te he dicho es el mejor pago a mis trabajos, que no se construyen en un rato sino a través de mucha dedicación y horas. Muchas gracias por seguirme, y sobre todo por tus comentarios. Un fuerte abrazo.

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  5. Elisa Hurtado Romero · 7 amigos en común
    Magnífica crónica y estupendo blog.Me ha gustado mucho su lectura .!!

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  6. Querido amigo Pepe: Valientes habeis sido para viajar un día de lluvia tan intensa. La Mancha, inmortalizada por Cervantes con su D. Quijote,es una tierra hermosa, " plana como el pecho de un varón", de gente buena y a la que quiero mucho. Mis hijos son manchegos y no pueden ser mejores, al menos para su madre. Hay una seguidilla que dice: "Aunque soy de la Mancha no mancho a nadie, mas de cuatro quisieran tener mi sangre".
    Ciñéndome a tu relato, no puede ser mas completo. Contiene multitud de pequeños detalles sobre el recorrido realizado, observando pueblos y cultivos sin pasar desapercibidas ciertas cosas como esas gotas de lluvia que jugaban en los cristales del autobús. ¡Muy detallista!
    Con su lectura he aprendido lo que es una motilla, para mí algo desconocido. Me ha parecido fantástica la descripción que haces de las construcciones que realizaron nuestros antepasados hace 4000 años.
    Volver a ver las Tablas de Daimiel me transporta a tiempos pasados cuando las he visitado por diversos motivos. Tu descripción es tan buena que disfruto con ella.
    Pepe, un viaje estupendo aunque pasado por agua. Me han gustado mucho las frases del Quijote que intercalas en el texto.
    Un abrazo

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    1. Querida amiga Amparo:
      Los alumeños, utilizando el gentilicio que le corresponde a los que pertenecemos a Aluma somos gente aguerrida, amantes de la aventura, sin miedo a cualquier inconveniente que se nos pueda presentar en la senda de la vida, lo mismo asistimos a un concierto, visitamos cualquier monumento de nuestra querida Granada, que nos volvemos Quijotes, y enfundándonos la armadura y cogiendo la lanza del querer y descubrir lo desconocido de nuestro suelo patrio, nos lanzamos a la aventura, aunque Mefistófeles, convertido en un tremendo aguacero nos quisiera echar por tierra nuestras ansias de aventura.

      Yo estoy todavía en mantillas recién, parido en Aluma, tú fuiste la matrona que asististe a este parto en el que en presencia de los directivos Angelitas y Pepe, juré cumplir fielmente todos los diversos capítulos que rezan en los Estatutos de esta Honorable Institución.
      ¿Qué le voy yo a decir a una manchega, nata, como eres tú sobre esta deliciosa tierra de los mejores vinos y quesos que puedan existir? No puedo manifestar nada porque en el conocimiento de la Mancha nadie te puede igualar.
      Sé que tienes un proyecto de recorrer esta dorada tierra para, como guía, recorrer en dos jornadas a presión, los lugares más emblemáticos por donde D. Quijote a través de la docta pluma de Cervantes nos dejó este legado maravilloso, donde sale a relucir el alma del español, aventurero como D. Quijote y, a veces, pancista como su escudero.
      En ese recorrido vas a llevar textos para leer y recitar en los sitios más emblemáticos, cuenta conmigo, si consideras que soy digno de participar en ese grupo de aventureros. Si soy admitido en ese grupo de trotamundos bohemios, cuenta conmigo para recitar alguno de estos pasajes.
      Con mi más profundo agradecimiento sobre el maravilloso comentario que has dejado plasmado en este humilde blog, llegado de una catedrática en Biología. Un abrazo.

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    2. El comentario anterior corresponde a Amparo Mora Montes.

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  7. Comentario de Maria del Carmen Prades Pérez
    Maria Del Carmen Prades Pérez "Las gotitas de agua, que se formaban en la parte superior, se iban deslizando en competitividad con otras en larga carrera dejando una estela acuática conforme iban avanzando. Durante la trayectoria, hasta llegar al foso donde morían, se iban engrosando con otras pequeñitas que se encontraban en el camino, de tal modo que era como una reposición de energía para deslizarse más rápidamente"

    Eres un poeta!!!!
    Muchas gracias por tus bonitas descripciones. He disfrutado casi igual que si hubiera ido con vosotros.
    Gracias y felicidades!!!

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  8. Comentario de
    Amelina Correa Ramón 👏👏👏👏👏👏👏👏👏

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  9. Comentario de
    Rosi Muñoz es administradora del grupo. Esto es fenomenal ,es como excursión guiada que pena que lloviera tanto no? cuídese don José Medina Villalba tanta agua , besos y feliz fin de semana

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  10. Comentario de
    Antonia Barroso Gracia Maravilloso!!! Cada día se aprende y se conocen cosas nuevas, por lo menos para mi que estoy tan lejos de allí!!!
    Muchas gracias Don Jose por compartir este links, para deleite de nuestros ojos!!!!

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  11. Comentario de: Cri Cam Che Estupendisimo viaje.

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  12. Emilio Ramos
    19:43 (hace 3 horas)
    para mí
    Gracias por este trabajo tuyo y por darme a conocer algo inédito para mí "La Motilla"
    Durante la lectura de tu trabajo he llegado a pensar que alguna etapa de mis estudios me dormí en la clase o estuve en un estado de éxtasis que no me permitió enterarme de nada, después al leer cuando se descubrieron esas construcciones me liberé de esos pensamientos.
    UNA VEZ MAS GRACIAS a pesar de que me han pesado los pies con el barro acumulado en los zapatos , y eso que he leído tu trabajo en casa y con calefacción

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    1. Estimado Emilio, todos hemos tenido, en algún momento de nuestras vidas, momentos de éxtasis que nos evaden de la realidad, pero creo que eso es bueno para salirnos de este alocado mundo.
      La aventura del otro día, no fue éxtasis sino realidad y por cierto muy buena, a pesar de las inclemencias del tiempo.
      Si alguna vez vas por la Mancha, no solo preguntes por D. Quijote, y sus aventuras que por suerte las conocemos, date una vuelta por un rincón escondido de estos parajes de la Mancha, y conoce Motilla del Asuez, te va a asombrar. Gracias por tu comentario. Un abrazo.

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  13. Nieves Rodríguez Jiménez
    Buenas noches Pepe
    Ayer lo vi en un grupo, y comencé a leerlo. Lo que he visto , hasta ahora , me ha gustado mucho . Muy interesante . También he visto , que os llovió mucho. Felices sueños y que Dios te bendiga.Gracias. Un fuerte abrazo.

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    1. Buenas noches querida amiga Nieves, yo nunca me olvido de mis amistades. Muchas gracias por tu comentario que lo espero más extenso cuando termines de leerlo, y también mi agradecimiento por tus bendiciones. Un fuerte abrazo.

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  14. Manuel Ramon Fernández Alguacil Muy buen artículo.....buenas fotografías y explicaciones...gracias

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    1. José Medina Villalba Muy agradecido Manuel Ramón Fernández Alguacil, por tu comentario, y sobre todo porque es producto de haberlo leído. Un abrazo.

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  15. Azucena Fernandez Manzano Magnifico, interesante paseo!!! Un abrazo

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  16. José Medina Villalba Muchas gracias querida Azucena. Un fuerte abrazo.

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  17. Dori Bernal Lopez muy interesante ruta.bonitas fotos..lastima con la lluvia

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  18. Mari Carmen Molina Amigo Pepe, creo que el día no era el más idóneo, la lluvia y el barro no invitaba hacer esa excursión,pero tu haces que se convierta en algo interesante por tu manera de contarlo y las fotografías que acompañan al relato. Yo he visitado mucho esa zona pero no conocía esas construcciones , me parecen muy interesantes, te lo agradezco, aprendo mucho leyendo tus relatos. Enhorabuena. Un saludo.

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    1. Estimada amiga Mari Carmen Molina, hay muchos rincones maravillosos en la Mancha donde nuestro mundialmente conocido el Ingenioso Hidalgo D. Quijote de la Mancha, hizo sus maravillosas aventuras, donde se despliega en cierta medida el alma que todo español llevamos escondida; por una parte somos amantes de la aventura, aunque nos duele el fracaso, sino conseguimos nuestros objetivos, y por otra parte también tenemos algo de "pancistas" e incluso de ingenuos como Sancho, pero ¡qué le vamos a hacer somos así!
      Yo también he viajado por ahí, quizás menos que tú, pero te recomiendo si alguna vez puedes vivir la experiencia de trasladarte, en el túnel del tiempo, a cuatro mil años en el pretérito disfrutar de Motilla de Asuez. merece la pena conocerla, pero, eso sí,te recomiendo escoger un día sin lluvia.
      Como habrás descubierto, porque creo que, aunque no me haces muchos comentarios, sigues mis post, una de mis formas de escribir es intentar enganchar al lector para que siga mis relatos que salen del tecleado de mi ordenador poniendo el alma en ello.
      Por eso lo alecciono y condimento con fotos y vivencias personales mías.
      Mi agradecimiento por tu comentario, y espero en los próximos post, si son de tu agrado, que sigas haciendo comentarios, es el mejor pago que puedo recibir después de haberlos puesto en circulación. Un abrazo.

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  19. Maria Isabel Mora Montes Muy interesante la parte científica y como cronista lleno de poesia te introduce de lleno en el relato.

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  20. Comentario de Juan José Gallego Tribaldos Amigo José. Magnífico relato de viajes. Como todos los tuyos, ameno, lleno de anécdotas, unas descripciones muy literarias y una visión magnífica de la "motilla" y el paseo por la Tablas de Daimiel que tras las generosas lluvias estarán pletóricas- Y luego, la galería de fotos que ilustran y enriquecen el texto. Muchas gracias.

    He estado de viaje en Barcelona y ahora he vuelto para S. Santa; por eso he estado alejado de la informática. En esta tarde del domingo, me voy a poner al día y leer todo lo atrasado. Un abrazo

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  21. CARLOS BENÍTEZ VILLODRES

    Querido Pepe:
    Genial tu exposición sobre la excursión que hicisteis a Motilla del Azuer, yacimiento prehistórico de la Edad de Bronce, en el municipio ciudadrealeño de Daimiel . Por lo que refieres en tu texto, ese día os llovió bastante. Como siempre, disfruté leyendo tu genial texto tan bellamente ilustrado.
    ENHORABUENA.
    Un fuerte abrazo de tu amigo y lector,
    Carlos

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